Articulos de periódicos rusos, encuestas sociológicas, comentarios sobre Rusia, versiones que no suelen aparecer en nuestros medios.
18 diciembre 2014
¿Prorrusos y proeuropeos?
Pongo un enlace a un artículo interesantísimo sobre estos conceptos mil veces repetidos en la prensa. Merece la pena leerlo.
05 diciembre 2014
La importancia de la cancelación del South Stream
En mi opinión la noticia económica del año (al menos) ha sido la cancelación del proyecto del gasoducto South Stream. Como de costumbre el tratamiento dado al tema por la prensa y los politólogos españoles ha sido superficial y ridículo, llegando a risible, como en el editorial de El Pais dedicado al tema o en los artículos de su comentarista estrella.
Adjunto un análisis, en mi opinión mucho más acertado sobre las consecuencias a medio y largo plazo, publicado por Alexandr Mercouris en el blog The saker.
En la industria del gas, el proceso de privatización en realidad nunca empezó. La exportación de gas siguió siendo controlada por Gazprom, que mantuvo su posición como monopolio estatal de exportación de gas. Desde que Putin llegó al poder la posición de Gazprom como monopolio estatal se ha asegurado.
Adjunto un análisis, en mi opinión mucho más acertado sobre las consecuencias a medio y largo plazo, publicado por Alexandr Mercouris en el blog The saker.
La
reacción a la cancelación del proyecto South Stream es una cuestión a observar
y necesita ser estudiada muy cuidadosamente.
Para
entender lo que ha sucedido es necesario volver la vista atrás para ver cómo se
desarrollaron las relaciones entre Rusia y Europa en los años 90.
Brevemente,
en ese periodo se asumió que Rusia podría convertirse en el gran proveedor de
energía y materias primas de Europa. Este fue el periodo de la gran “Carrera
por el gas” en que los europeos aspiraban a los ilimitados e inacabables
suministros de gas ruso. Fue el incremento en el papel del gas ruso en el
consumo energético europeo lo que hizo posible para Europa cerrar su industria
del carbón, cortar las emisiones de carbono y amenazar y dar lecciones a todo
el mundo para que hiciera lo mismo.
Sin
embargo los europeos no tenían pensado simplemente que Rusia les proveería de
energía. Pensaron que esa energía sería extraída para ellos en Rusia por
compañías energéticas occidentales. Después de todo ese es el patrón en la
mayor parte del mundo en desarrollo. La Unión europea lo llama su “seguridad
energética”, un eufemismo para la extracción de energía en otros países por sus
propias compañías bajo su propio control.
Nunca
sucedió algo así. A pesar de que la industria rusa del petróleo fue
privatizada, en su mayor parte quedó en manos rusas. Después de la llegada al
poder de Putin en 2000 la tendencia se invirtió. Una de los mayores motivos para la ira
europea por el arresto de Jodorkovski, el cierre de Yukos y su paso a la
compañía estatal Rosneft fue precisamente porque invertía la tendencia a la
privatización de la industria del petróleo.
En la industria del gas, el proceso de privatización en realidad nunca empezó. La exportación de gas siguió siendo controlada por Gazprom, que mantuvo su posición como monopolio estatal de exportación de gas. Desde que Putin llegó al poder la posición de Gazprom como monopolio estatal se ha asegurado.
La
mayor parte de la furia de occidente contra Putin se puede explicar por el
resentimiento europeo y occidental por el rechazo del gobierno ruso a romper los monopolios
energéticos y a la “apertura” (como la llaman eufemísticamente) de la industria
energética rusa a las compañías occidentales. Muchas de las alegaciones de
corrupción que rutinariamente se arrojan sobre Putin personalmente se dirigen a
insinuar que se opone a la “apertura” de la industria energética y la
privatización de Gazprom y Rosneft porque tiene una participación personal en ellas
(en el caso de Gazprom diciendo que incluso es su dueño). Si examinamos en
detalle las alegaciones de corrupción contra Putin esto se hace evidente.
Esta
agenda para forzar a Rusia a privatizar y romper sus monopolios energéticos
nunca se ha detenido. Es por ello que Gazprom, a pesar del vital y fiable
servicio que ofrece a sus clientes europeos, recibe tantas críticas.
Esta
animadversión es mutua, con la creencia, muy arraigada en Europa, de que Rusia
es dependiente de Europa como cliente para su gas y como proveedor financiero y
tecnológico.
Esta
combinación de animadversión y excesiva confianza es lo que se encuentra detrás
de los intentos europeos de legislar las cuestiones energéticas en Europa de
una manera que fuerce a Rusia a “abrirles” su industria energética.
El
primer intento fue la llamada Carta de la Energía, que Rusia firmó pero
finalmente se negó a ratificar. El último intento ha sido el llamado Tercer
Paquete Energético.
Este
se presentaba como un desarrollo de la legislación de la UE contra las normas
anticompetición y antimonopolio. En realidad, como todo el mundo sabe, estaba
dirigida contra Gazprom, que es un monopolio, aunque evidentemente no europeo.
Este
es el trasfondo del conflicto sobre el South Stream. Las autoridades de la UE
han insistido en que el South Stream no cumple con el tercer paquete
energético, aunque el tercer paquete energético apareció solo después de que se
alcanzaran los acuerdos sobre el South Stream.
El
cumplimiento del tercer paquete energético significaría que aunque Gazprom
proveyera de gas no podría poseer o controlar el gasoducto por el que el gas se
suministra.
Si
Gazprom accediera a ello, conllevaría una autoridad de la EU sobre sus
operaciones. Y habrá conllevado inevitablemente más demandas de cambios en sus
métodos operativos. Finalmente llevaría a demandas de cambios en la propia
industria energética rusa.
Lo
que ha sucedido es que Rusia ha dicho no. En lugar de continuar con el proyecto
aceptando las demandas europeas, que es lo que los europeos esperaban, los
rusos, para sorpresa de todos, han abandonado el proyecto.
Esta
decisión ha sido completamente inesperada, como escribo, el ambiente está lleno
de quejas y enfado de la Europa del Sureste por no haber sido consultados o
informados previamente de esta decisión. Algunos políticos de estos países (de
Bulgaria especialmente) se aferran desesperadamente a la idea de que el anuncio
ruso es un bluff (y no lo es) y de que el proyecto se puede salvar. Dado que
los europeos se agarran a la creencia de que los rusos no tienen alternativa a
ellos como clientes, han sido incapaces de anticiparse y ahora no se pueden
explicar esta decisión.
Aquí
es importante explicar por qué el South Stream es importante para los países
del sureste de Europa y para la economía europea en su totalidad.
Todas
las economías europeas del sureste están en mala situación. Para esos países el
South Stream era una inversión y proyecto de infraestructura vital, que
aseguraba su futuro energético. Además los derechos de tránsito que generaba
habrían sido una gran fuente de divisas.
Para
la EU el punto esencial era que dependía del gas ruso. Ha habido muchas
discusiones en Europa para encontrar suministros alternativos. El progreso en
esa dirección ha sido mínimo. Simplemente no existen alternativas de suministro
en la cantidad necesaria para reemplazar el gas que Europa obtiene de Rusia.
Ha
habido algunas conversaciones para suministro de gas natural licuado de los
Estados Unidos para reemplazar al gas ruso. No solo ese gas es bastante más
caro que el ruso, lo que dañaría a los consumidores europeos y a la
competitividad europea. Además es poco probable que pueda estar disponible en
la cantidad necesaria. Aparte de los probables efectos de la reciente caída del
precio del petróleo en la industria americana del fracking tenemos el pasado de
los USA como voraz consumidor de energía, que necesitará la mayoría o toda la
energía de fracking que produzca.
Otras
posibles fuentes de gas son cuando menos problemáticas. La producción de gas
del mar del Norte está cayendo. Las importaciones de gas del norte de África y
el golfo Pérsico probablemente no estarán disponibles en la cantidad necesaria.
El gas de Irán no está disponible por motivos políticos. Aunque esto pueda
cambiar, lo más probable es que los iraníes (como los rusos) decidan dirigir su
flujo energético hacia el este, hacia la India y China, en vez de hacia Europa.
Por
motivos geográficos obvios Rusia es la fuente lógica y más económica de gas
para Europa. Todas las alternativas vienen con costes económicos y políticos
que las hacen poco atractivas.
Las
dificultades de la UE para encontrar Fuentes alternativas de gas quedaron
expuestas con la debacle del proyecto de gasoducto Nabucco para llevar a Europa
gas del Cáucaso y de Asia Central. Aunque se habló durante años, finalmente
nunca se llevó a la práctica porque no tenía sentido económico.
Mientras
tanto, pese a que Europa habla de diversificar sus suministros, es Rusia quien
está cortando los acuerdos.
Rusia
ha establecido un acuerdo clave con Irán para intercambiar petróleo iraní por
bienes industriales rusos. Rusia también ha acordado fuertes inversiones en la
industria nuclear iraní. Cuando se retiren las sanciones a Irán, los europeos
se encontrarán con que los rusos ya están allí. Rusia acaba de establecer un
acuerdo para un suministro masivo de gas a Turquía (del cual hablaré más
abajo). Y dejan pequeños a estos acuerdos los dos grandes acuerdos para
suministrar gas a China firmados este año.
Los
recursos energéticos rusos son enormes pero no infinitos. El Segundo acuerdo
con China y el reciente con Turquía redirigen a estos dos países gas que
previamente se destinaba a Europa. Los volúmenes de gas del acuerdo turco
coinciden casi totalmente con los que previamente se preveían para el South
Stream. El acuerdo con Turquía sustituye al South Stream.
Estos
acuerdos muestran que Rusia ha tomado la decisión estratégica de redirigir su
flujo energético lejos de Europa. Aunque tomará tiempo que el efecto sea
visible, las consecuencias para Europa son lúgubres. Europa está frente a un
serio déficit energético que solo podrá ser resuelto mediante una compra de
energía a un precio mucho más alto.
Estos
acuerdos rusos con China y Turquía han sido criticados o incluso ridiculizados
porque dan a Rusia un precio menor por el gas que el que paga Europa.
La
diferencia real de precio no es tan grande como alegan algunos. De todas
formas, estas críticas dejan de lado el hecho de que el precio solo es una
parte en una relación económica.
Al
redirigir su gas hacia China, Rusia cementa sus vínculos económicos con el país
que ahora es considerado como su aliado estratégico y que tiene (o pronto
tendrá) el mayor y más rápido crecimiento económico del mundo. Al redirigir su
gas hacia una Turquía, Rusia consolida una relación creciente con Turquía , que
ahora es su principal socio comercial.
Turquía
es un aliado potencial para Rusia, que consolida su posición en el Cáucaso y en
el mar Negro. Es también un país de 76 millones de habitantes con una economía
que está creciendo muy deprisa, y que en las dos últimas décadas se ha
distanciado cada vez más de la UE y de occidente.
Al
redirigir el gas fuera de Europa, Rusia deja atrás un mercado para su gas que
está estancado y que (como muestran los hechos) le es irremediablemente hostil.
Nadie debería sorprenderse de que Rusia haya abandonado una relación en la que
recibe de su antiguo socio una interminable serie de amenazas y abusos,
combinados con lecciones morales, intromisiones políticas y ahora sanciones. Ninguna
relación, negocio o cualquier otra cosa puede funcionar así, y la que hay entre
Europa y Rusia no es una excepción.
No
he dicho nada de Ucrania porque, en mi opinión, tiene poco que ver con este
asunto.
South
Stream fue concebido inicialmente a causa de los continuos abusos ucranianos de
su posición como país de tránsito, algo que probablemente continuará. Es
importante decir que este hecho era tan conocido por Europa como por Rusia. Fue
por los continuos abusos de Ucrania en su posición como país de tránsito por lo
que el proyecto del South Stream obtuvo el apoyo reticente de la UE. Básicamente
la UE necesitaba circunvalar Ucrania para asegurar su suministro energético
tanto como Rusia quería una ruta para evitar Ucrania.
Los
amigos de ucrania en Washington y Bruselas nunca estuvieron muy contentos por
ello, y han hecho campaña constantemente contra el South Stream.
El
hecho es que Rusia paró el South Stream cuando tenía la opción de avanzar en él
aceptando las condiciones europeas. En otras palabras, los rusos consideraban
el problema que representaba Ucrania como país de tránsito un mal menor en
comparación con las condiciones que la
UE imponía al South Stream.
South
Stream llevaría años para construirse y su cancelación no tiene relación con la
actual crisis ucraniana. Los rusos han decidido que podrían cancelarlo porque
han decidido que el futuro de Rusia está en vender su energía a China y Turquía
y otros países de Asia (hay pendientes acuerdo de venta de gas a corea y Japón,
y posiblemente a Pakistán y la India) en vez de a Europa. Dado que esto es así,
South Stream ha perdido su sentido para Rusia. Es por ello que, a su modo
directo, en vez de aceptar las condiciones europeas, los rusos lo han
suspendido.
Al
hacerlo así han dejado al descubierto el bluff europeo. Lejos de depender Rusia
de Europa como cliente energético, es Europa la que se ha separado,
probablemente para siempre, de su socio económico y proveedor energético clave.
Antes
de terminar, quisiera decir algo sobre los que han salido peor de este asunto. Se
trata de los corruptos e incompetentes pigmeos políticos que creen ser el
gobierno de Bulgaria. Si esta gente hubiera tenido un mínimo de dignidad y
autorespeto habrían dicho a la comisión europea cuando aprobó el tercer paquete
energético que les dejaran en paz. Si Bulgaria hubiera dejado clara su intención
de desarrollar el proyecto de South Stream, no hay duda de que se habría
construido. Por supuesto, habrá habido una enorme bronca en la UE porque Bulgaria
se había saltado el tercer paquete energético, pero Bulgaria habría actuado por
sus intereses nacionales y no habría perdido amigos en la UE. Finalmente
habría ganado.
En
vez de eso, bajo presión de individuos como el senador John McCain, los líderes
búlgaros, actuando como los políticos provinciales que son, han intentado
correr al mismo tiempo con la liebre de la UE y con los galgos rusos. El
resultado de esta política imbécil es que han ofendido a Rusia, un aliado histórico
de Bulgaria, en vez de asegurar que el gas ruso pudiera llegar a Bulgaria y
transformar el país, el gas llega a Turquía, histórico enemigo de Bulgaria.
Los
búlgaros no son los únicos que han actuado de esta manera cobarde. Todos los
países de la UE, incluso aquellos con lazos históricos con Rusia, han apoyados
los distintos paquetes de sanciones contra Rusia, a pesar de las dudas
expresadas sobre esta política. El año pasado Grecia, otro país con fuertes
lazos con Rusia, rompió un contrato para vender su compañía de gas natural a
Gazprom porque la UE no lo aprobaba, aunque Gazprom era quien ofrecía el mejor
precio.
Esto
apunta a una conclusión. Actúen los rusos como actúen, los europeos responderán
con desconcierto y enfado. Los políticos de la UE que toman las decisiones y
provocan estas acciones rusas parecen haber asumido la extraña idea de que está
bien que la UE imponga a Rusia todas las sanciones que quiera, y que Rusia
nunca hará lo mismo con la UE. Cuando Rusia lo hace, su sorpresa siempre viene
acompañada de una riada de comentarios mendaces sobre que Rusia está actuando “agresivamente”
o “contra sus propios intereses” o ha “sufrido una derrota”. Nada de ello es
verdad como la ira y recriminaciones que se suelen oír por los pasillos de la
UE (de los que estoy bien informado) testifican.
En
Julio la UE buscó paralizar la industria petrolera de Rusia mediante sanciones
a la exportación de tecnología extractor a Rusia. Ese intento fallará
claramente, pues tanto Rusia como los países con los que comercia (incluidos
China y Corea del Sur) son capaces de producir esta tecnología por sí mismos.
Por
contraste, mediante los acuerdos que ha establecido este año con China, Turquía
e Irán, Rusia ha dado un golpe devastador al futuro económico de la UE. Nos
separan unos pocos años de la línea en que los europeos descubran que la
moralina y los blufs tienen un precio.
En
cualquier caso, al cancelar el South Stream, Rusia ha impuesto a Europa la más
efectiva de las sanciones que hemos visto este año.
18 noviembre 2014
Un periodista
Después de los meses que lleva en Moscú, el corresponsal de TVE todavía no sabe pronunciar un nombre tan extendido como Vladimir. Repite constantemente Vládimir, en lugar de Vladímir.
Con todo lo demás anda parecido.
Con todo lo demás anda parecido.
10 noviembre 2014
Discurso de Putin en Valdai
Se ha citado mucho el discurso de Putin en la reunión del grupo Valdai. Muy interesante, y por tanto evitado por la prensa hispana. Aquí está la traducción de la transcripción del mismo:
Estimados colegas, señoras y
señores, queridos amigos. Me alegro de saludarles en esta XI conferencia del
club de discusión “Valdai”.
Ya se ha dicho aquí que este año en
el club hay nuevos coorganizadores, entre ellos organizaciones no
gubernamentales rusas, expertos, universidades. Además se ha expresado la idea
de añadir a la discusión problemática rusa y cuestiones de política y economía
globales.
Espero que estos cambios
organizativos y de contenido refuercen las posiciones del club como importante foro
de discusión y de reunión de expertos. Con ello espero que el así llamado
espíritu de Valdai pueda mantenerse, y su libertad, apertura, posibilidad de
expresar las más distintas opiniones y con ello las opiniones sinceras.
En este sentido quiero decirles que
no les voy a decepcionar, voy a hablar clara y sinceramente. Algunas cosas
pueden parecer duras. Pero si no habláramos directa y sinceramente de lo que
realmente pensamos no tendría sentido reunirnos en este formato. Entonces
habría que reunirse en alguna reunión diplomática, donde nadie dice nada claro,
y, recordando las palabras de un conocido diplomático, podemos indicar que la
lengua de dio a los diplomáticos para no decir la verdad.
Nos reunimos aquí con otros
objetivos. Nos reunimos para hablar sinceramente. Necesitamos la franqueza y
dureza de las valoraciones hoy no para atacarnos mutuamente sino para intentar
aclarar qué es lo que en realidad sucede en el mundo, por qué es menos seguro y
menos previsible, porqué por tanto crecen los riesgos.
El tema del encuentro de hoy, de
las discusiones que han tenido lugar se ha denominado “¿Nuevas reglas de juego
o juego sin reglas?”. En mi opinión este tema, esta formulación, describe muy
exactamente la situación en que nos encontramos, la elección que tendremos que
hacer todos.
La tesis de que el mundo
contemporáneo cambia radicalmente, por supuesto, no es nueva. Y sé que ustedes
han hablado de ello en el curso de esta discusión. Es cierto, es difícil no
darse cuenta de las transformaciones radicales en la política global, en la
economía, la vida social, en la esfera de las tecnologías sociales, de la
información, de la producción.
Les pido disculpas desde ahora si
repito lo expresado por algunos participantes en este foro. Es difícil
evitarlo, ustedes han hablado en detalle, pero voy a expresar mi punto de
vista, que puede coincidir o ser distinto de lo dicho por los participantes del
fórum.
No olvidemos, al analizar la
situación actual, las lecciones de la historia. En primer lugar el cambio en el
orden mundial (y sucesos de ese tipo los observamos ahora), por regla general
van acompañados si no por una guerra global o por choques globales, por una
cadena de conflictos intensivos de carácter local. En segundo lugar, la
política mundial es sobre todo el liderazgo económico, las cuestiones de la
guerra y la paz, de la esfera humanitaria, incluyendo los derechos humanos.
En el mundo se han acumulado
numerosas contradicciones. Y debemos preguntarnos sinceramente unos a otros si
tenemos una red de seguridad. Por desgracia no hay garantías de que el sistema
existente de seguridad global y regional pueda alejarnos de la catástrofe. Las
instituciones internacionales y regionales de relaciones económicas, políticas
y culturales viven tiempos difíciles.
Sí, muchos mecanismos de garantía
del orden pacífico se crearon hace bastante tiempo, como consecuencia de la
segunda guerra mundial sobre todo. La solidez de este sistema se basaba no solo
en el balance de fuerzas, quiero recalcar esto, y no solo en el derecho de los
vencedores, sino también en que los “padres fundadores” de este sistema de
seguridad se relacionaban respetuosamente unos con otros, no intentaban
“exprimirlo todo”, sino que intentaban llegar a acuerdos.
Lo importante es que este sistema
se desarrolló y con todos sus defectos ayudó, si no a solucionar, al menos a
contener los problemas mundiales existentes, regular las dificultades de la
competencia entre países.
Estoy seguro de que este mecanismo
de contenciones y balances que durante las últimas décadas se ha desarrollado
con dificultades, a veces con esfuerzos. En cualquier caso, no se deberían
romper sin crear antes algo en su lugar, pues en caso contrario no habría
instrumentos salvo la fuerza bruta. Habría que llevar a cabo una reconstrucción
racional, adaptar a las nuevas realidades el sistema de relaciones
internacionales.
Sin embargo los Estados Unidos, que
se han declarado a sí mismos vencedores de la guerra fría, considero que de
manera presuntuosa, y han pensado que no había ninguna necesidad de ello. Y en
lugar del establecimiento de un nuevo balance de fuerzas, que sea condición
indispensable del orden y estabilidad, al contrario, han dado pasos que han
llevado a una fuerte desestabilización del balance.
La guerra fría terminó. Pero no lo
hizo con una declaración de “paz” mediante acuerdos comprensibles y
transparentes de observación de las normas y estándares existentes o de
creación de unos nuevos. Parecía que los así llamados vencedores en la guerra
fría decidieron explotar la situación, tomar todo el mundo exclusivamente para
ellos, para sus intereses. Y si el sistema existente de relaciones
internacionales y de derecho internacional, el sistema de contenciones y
contrapesos molestaba para lograr estos objetivos, entonces declaraban su invalidez
y necesidad de desmontarlo.
Así se comportan, discúlpenme, los
nuevos ricos, que de repente obtienen una gran riqueza, en este caso en forma
de dominación mundial, liderazgo mundial. Y en lugar de, con esta riqueza,
comportarse educadamente y con cuidado, incluso claro está, en su propio
beneficio, considero que han hecho muchas cosas mal.
Ha comenzado un periodo de
diferentes interpretaciones y silencios en la política mundial. Bajo presión
del nihilismo legal, paso tras paso ha retrocedido el derecho internacional. La
objetividad y justicia han sido víctimas de la conveniencia política. Las
normas jurídicas han sido sustituidas por interpretaciones arbitrarias y
valoraciones parciales. Además, el control total de los medios de comunicación
ha permitido hacer pasar lo blanco por negro y lo negro por blanco.
En las condiciones de dominio de un
país y sus aliados, o por decirlo de otra manera, sus satélites, la búsqueda de
soluciones globales se ha convertido parcialmente en el intento de hacer pasar por universales recetas propias.
Las ambiciones de este grupo han crecido tanto que las políticas que ellos
acuerdan las presentan como la opinión de toda la comunidad internacional. Pero
eso no es así.
El propio concepto de “soberanía
nacional” para la mayoría de los países se ha convertido en algo relativo. En
esencia, se propuso la fórmula: cuanto mayor sea la lealtad a un solo centro de
influencia en el mundo mayor es la legitimidad de este o aquel régimen de
gobierno.
Luego tendremos ustedes y yo una
discusión libre, y con mucho gusto contestaré a las preguntas y les permitiré
que ejerzan el derecho a hacer preguntas. Pero en el curso de esta discusión
prueben a negar la tesis que acabo de formular.
Las medidas contra los que no
acatan esto son bien conocidas y probadas muchas veces: acciones de fuerza,
presión económica y propagandística, injerencia en asuntos internos, apelación
a cierta legitimidad “supralegal” cuando hay que justificar una solución no
legal a los conflictos, el derribo de regímenes incómodos. En los últimos
tiempos hemos sido testigos de que contra determinados líderes se ha ejercido un chantaje abierto. No en
vano el llamado gran hermano gasta miles de millones de dólares en vigilar a
todo el mundo, incluidos sus aliados más cercanos.
Hagámonos la pregunta de hasta qué
punto vivimos confortablemente y seguros en un
mundo así, hasta qué punto es justo y racional. ¿Puede ser que no
tengamos motivos para preocuparnos, discutir, formular preguntas incómodas?¿Puede
ser que la exclusividad de los Estados Unidos, tal y como ellos ejercen su
liderazgo, sea realmente beneficioso para todos, y la continua injerencia en
los asuntos del mundo lleve tranquilidad, beneficio, progreso, florecimiento,
democracia y simplemente haya que relajarse y gozar?
Me permito responder que no. No es
así.
El dictado unilateral y la
imposición de los propios modelos produce el efecto contrario: en vez de
solucionar los conflictos, estos aumentan; en vez de estados soberanos y
firmes, un creciente caos; en vez de democracia, el apoyo de un público dudoso:
desde abiertamente neonazis hasta radicales islámicos.
¿Y por qué les apoyan? Porque los
utilizan en alguna etapa como instrumento para lograr sus fines, después se
queman y echan hacia atrás. No dejo de sorprenderme cuando nuestros socios, una
vez tras otra caen en el mismo agujero, es decir, cometen el mismo error.
En su tiempo financiaron
movimientos islamistas extremistas para luchar contra la Unión Soviética, que
obtuvieron experiencia en Afganistán. De allí salieron los talibanes y Al
Caeda. Occidente, si no les apoyó, cerró los ojos, y yo diría que apoyaron
informativamente, políticamente y financieramente el ataque de los terroristas
internacionales a Rusia, no hemos olvidado esto, y a los países de Asia Central.
Solo tras los terribles ataques cometidos en los propios Estados Unidos
comprendieron la amenaza general del terrorismo. Recuerdo que entonces fuimos
los primeros en apoyar al pueblo de los Estados Unidos de América, reaccionamos
como amigos y socios en esta terrible tragedia del 11 de septiembre.
Durante mis conversaciones con
líderes europeos y de los Estados Unidos siempre hablo de la necesidad de una
lucha conjunta con el terrorismo, como tarea global. En esta tarea no podemos
rendirnos, no podemos dividirla, usando dobles estándares. Estuvieron de
acuerdo con nosotros, pero pasó algo de tiempo y todo volvió a ser como antes.
Se desarrolló la injerencia en Irak, y en Libia. Este país, por cierto, se
colocó al borde de la disolución. ¿Por qué se puso en esa situación? Ahora está
al borde de la disolución, se ha convertido en un polígono de entrenamiento de
terroristas. Solo la voluntad e inteligencia de la actual dirección egipcia ha
permitido salir del caos y el extremismo en este país árabe clave. En siria,
como en otros tiempos, los Estados Unidos y sus aliados han comenzado
directamente a financiar y armar a los
guerrilleros y permitiendo completar sus
filas con mercenarios de distintos países. Permítanme preguntar de dónde viene
el dinero, las armas y los especialistas militares. ¿De dónde viene todo esto?
¿Por qué el ISIL se ha convertido un poderoso grupo armado?
En lo referente a la financiación,
hoy no proviene solo de los ingresos por
drogas, cuya producción, por cierto, durante el periodo de estancia de las
fuerzas internacionales en Afganistán ha aumentado muchísimo, y no solo un
pequeño porcentaje. Ustedes lo saben, la financiación proviene de la venta de
petróleo, su extracción en territorios controlados por los terroristas. Lo
venden a precios tirados, lo extraen y transportan. Alguien se lo compra, este
petróleo, lo revende, gana dinero con ello sin pensar en que está financiando a
los terroristas que tarde o temprano vendrán a su territorio y sembrarán la
muerte en su país.
¿De dónde vienen los nuevos
reclutas? En el mismo Irak como resultado del derrocamiento de Sadam Hussein se
destruyeron las instituciones estatales, incluido el ejército. Entonces
dijimos: tened cuidado de a dónde
expulsáis a toda esta gente. A la calle. ¿Qué van a hacer? No olvidéis que,
justo o injusto, estaban al mando de una potencia regional relativamente
grande. ¿En qué la han convertido?
¿Qué sucedió? Decenas de miles de
soldados y oficiales, antiguos activistas del partido Baaz arrojados a la calle
completan ahora las filas de los guerrilleros. ¿Puede ser que ahí esté la clave
de la capacidad del ISIS? Actúan de una manera muy efectiva desde el punto de
vista militar, son gente muy profesional.
Rusia ha manifestado claramente su
preocupación por el peligro de acciones armadas unilaterales, las injerencias
en los asuntos de estados soberanos, el juego con extremistas y radicales.
Hemos insistido en la inclusión de los grupos que luchan contra el gobierno
central sirio, incluido el ISIS, en la lista de organizaciones terroristas.
¿Cuál ha sido el resultado? Ninguno.
Ha veces tenemos la impresión de
que nuestros colegas y amigos luchan constantemente con los resultados de su
propia política, dedican sus esfuerzos a luchar contra los riesgos que ellos
mismos han creado, pagan por ello un precio cada vez mayor.
Estimados colegas. Este periodo de
dominación unipolar ha demostrado claramente que el dominio de un solo centro
de fuerza no lleva al aumento de la manejabilidad de los procesos globales. Al
contrario esta endeble construcción ha mostrado su incapacidad para luchar
contra amenazas tales como los conflictos regionales, el terrorismo, el
narcotráfico, el fanatismo religioso, el chauvinismo y el neonazismo. Al mismo
tiempo ha dejado el paso libre a la aparición de la soberbia nacional,
manipulando la opinión pública, con una fuerte presión de la voluntad del débil
por la voluntad del fuerte. Fundamentalmente el mundo unipolar es una apología
de la dictadura sobre la gente y sobre los países. Por cierto, el mundo unipolar
no es cómodo, llevadero y es de difícil control incluso para el autoproclamado
líder. Se han hecho comentarios sobre ello y yo estoy totalmente de acuerdo. De
ahí vienen los actuales intentos ya en una nueva etapa histórica de crear algo
parecido a un mundo cuasibipolar, a un sistema cuasibipolar, como modelo cómodo
de perpetuación del liderazgo americano. Y no en vano la propaganda americana
presenta el lugar del “centro del mal”, el lugar de la URSS como principal
oponente: es Irán, como país que intenta tener tecnología nuclear, China como
primera economía del mundo, o Rusia como superpotencia nuclear.
Ahora vemos de nuevo intentos de
romper el mundo, de crear nuevas líneas de división, establecer coaliciones no
por el principio de “a favor de” sino de “contra” quien sea., formar de nuevo
una imagen de enemigo, como se hizo durante la guerra fría, y conseguir el
derecho al liderazgo, o si lo prefieren, el derecho al dictado. Así es como se
trataba la situación durante la época de la guerra fría, todos lo sabemos y
entendemos. A los aliados de los Estados Unidos se les decía siempre: “tenemos
un enemigo común, es terrible, es el centro del mal. Nosotros os defendemos a
vosotros, nuestros aliados, de ellos y por tanto tenemos derecho a dirigiros,
haceros víctimas de nuestros intereses políticos y económicos; nos encargamos
de los gastos de la defensa colectiva pero esa defensa, por supuesto, la
dirigimos nosotros”. En una palabra, hoy es evidente el intento de llevar a
cabo los esquemas habituales de dirección global en un mundo cambiante, y todo
para garantizar su exclusividad y obtener los dividendos políticos y
económicos.
Estos intentos están alejados de la
realidad, se oponen a un mundo plural. Pasos similares indefectiblemente
crearán enfrentamientos, reacciones de respuesta y provocarán finalmente el
efecto contrario. También vemos lo que sucede cuando la política se mezcla
imprudentemente con la economía, la lógica racional deja su lugar a la lógica de la confrontación, incluso
cuando perjudica a las propias posiciones e intereses económicos, incluidos los
intereses de los negocios del país.
Los proyectos económicos conjuntos,
las inversiones mutuas acercan objetivamente a los países, ayudan a amortizar
los problemas corrientes en las relaciones interestatales. Sin embargo hoy día
la sociedad económica global sufre una presión sin precedentes por parte de los
gobiernos occidentales. ¿Qué negocio, qué objetivo económico, qué pragmatismo
puede haber cuando aparece el eslogan: “La patria está en peligro, el mundo
libre está en peligro, la democracia está en peligro”? Hay que movilizarse.
Esto es una política de movilización.
Las sanciones están socavando las
bases del comercio mundial, las normas de la OMC y los principios de
inviolabilidad de la propiedad privada. Amenazan el modelo liberal de
globalización, basado en el mercado, la libertad y la competencia, un modelo
cuyos máximos beneficiarios son, lo recalco, los países occidentales. Ahora se
arriesgan a perder la confianza como líderes de la globalización. Nos
preguntamos, ¿para qué hacer esto? El bienestar de los propios Estados Unidos
depende en gran medida de la confianza de los inversores, de los poseedores
extranjeros de dólares y bonos americanos. Ahora la confianza se está minando y
aparecen señales de desconfianza en los frutos de la globalización en muchos
países.
El precedente chipriota y la
motivación política de las sanciones han reforzado las tendencias hacia la
soberanía económica y financiera, el intento de los estados o sus uniones regionales
de asegurarse de alguna manera contra los riesgos de la presión externa. Así,
cada vez más países intentan salir de la dependencia del dólar y crear sistemas
financieros y contables alternativos, divisas de reserva. En mi opinión
nuestros amigos americanos simplemente están cortando la rama en la que están
apoyados. No hay que mezclar política y economía, pero precisamente esto es lo
que sucede. Pensaba y sigo pensando que
las sanciones motivadas políticamente son un error que produce daño a
todos, pero estoy seguro de que más tarde hablaremos de esto.
Entendemos quién ejerce la presión
para tomar estas decisiones. Con todo Rusia , quiero llamar su atención sobre
esto, no va a hacerse la ofendida por alguien, pedir nada a nadie. Rusia es un
país autosuficiente. Vamos a trabajar en las condiciones económicas
internacionales que haya, desarrollar su producción y tecnología, actuar de
forma decidida en el desarrollo de las reformas, y la presión exterior, como ha
sucedido más de una vez, solo consolida nuestra sociedad, no permite relajarse,
yo diría que nos hace concentrarnos en las direcciones fundamentales de nuestro
desarrollo.
Las sanciones, por supuesto, nos
molestas, con estas sanciones intentan hacernos daño, bloquear nuestro
desarrollo, aislarnos política, económica y culturalmente, es decir, forzarnos
a ir hacia atrás. Pero el mundo, quiero recalcar, como ya he dicho y repito, el
mundo ha cambiado cardinalmente. No podemos encerrarnos y elegir un camino de
desarrollo cerrado por un camino autárquico. Siempre estamos dispuestos al
diálogo, incluso para la normalización de las relaciones económicas y
políticas. Contamos aquí con las posiciones y comportamientos pragmáticos de
los grupos económicos de los países líderes mundiales.
Hoy se oye afirmar que Rusia vuelve
la espalda a Europa, seguramente se ha oído en el transcurso de esta discusión,
que está buscando otros socios comerciales, sobre todo en Asia. Quiero decir
que esto no es así en absoluto. Nuestra política activa en la región de Asia y el
Pacífico no ha comenzado ahora ni en relación con las sanciones, sino hace
bastantes años. Hemos actuado como muchos otros países, incluidos los
occidentales, porque Oriente representa ya un gran papel en el mundo económico
y en el político. Esto es algo que no podemos dejar pasar.
Quiero recalcar de nuevo que todos
lo hacen, y nosotros lo haremos, tanto más cuando una parte significativa de
nuestro territorio está en Asia. ¿Por qué no vamos a utilizar una ventaja de
este tipo? Eso sería simplemente una falta de visión a largo plazo.
El desarrollo de relaciones
económicas con esos países, los proyectos conjuntos de integración, son un
serio estímulo para nuestro desarrollo interno. Las actuales tendencias
demográficas, económicas, y culturales nos dicen que la dependencia de una
superpotencia, por supuesto, disminuirá objetivamente. Es lo que dicen los
expertos europeos y norteamericanos que escriben sobre ello.
Probablemente en la política
mundial nos esperen los mismos hechos que en la economía global, una
competencia fuerte en nichos concretos, un cambio parcial del liderazgo en
direcciones concretas. Todo es posible.
Indudablemente, en la competición
global crece el papel de los factores humanitarios: la educación, la ciencia,
la sanidad, la cultura. Esto, por su parte, influye sensiblemente en las
relaciones internacionales, porque el recurso de la llamada “fuerza blanda”
dependerá en gran medida de los logros reales en la formación del capital
humano, más que en la propaganda.
Al mismo tiempo, la formación del
llamado mundo policéntrico, también quiero llamar la atención sobre esto,
estimados colegas, por sí mismo no refuerza la estabilidad, más bien al
contrario. El objetivo del logro de un equilibrio global se transforma en un
complicado rompecabezas, en una ecuación con muchas incógnitas.
¿Qué nos espera, si preferimos no
vivir por esas reglas, que son severas e incómodas, sino sin ningunas reglas?
Precisamente este escenario es completamente real, no lo podemos excluir, al
ver las tensiones de la situación mundial. Se pueden hacer muchos pronósticos
al ver las tendencias actuales, y por desgracia no son optimistas. Si no
creamos un sistema claro de obligaciones mutuas y de acuerdos, no crearemos un
mecanismo de solución de las situaciones de crisis, y las señales de anarquía
mundial aumentarán inevitablemente.
Ya hoy en día vemos un crecimiento
de las posibilidades de una serie de fuertes conflictos con participación
directa o indirecta de las grandes potencias. Además este factor de riesgo
incluye no solo las tradicionales contradicciones entre países, sino también la
inestabilidad interna de algunos países, sobre todo cuando se trata de países
situados en la intersección de los intereses geopolíticos de las grandes
potencias, o en la frontera de las grandes zonas histórico-culturales,
económicas y de civilizaciones.
Ucrania, de la cual estoy seguro de
que se ha hablado mucho y de la que hablaremos aún, es uno de los ejemplos de
este tipo de conflictos que influyen en la distribución mundial de fuerzas, y
creo que está lejos de ser el último. De
ahí viene la siguiente perspectiva real de destrucción del sistema de acuerdos
sobre limitación y control de armamento. Y el comienzo de este proceso viene de
los Estados Unidos, cuando en 2002 de manera unilateral abandonó el Tratado de
misiles antibalísticos, y después comenzó, y hoy continúa activamente, con la
creación de su sistema global antimisiles.
Estimados colegas, amigos: quiero
llamar su atención sobre el hecho de que no hemos comenzado nosotros. Estamos
volviendo a aquellos tiempos en que no era el balance de intereses y garantías
mutuas, sino el miedo, el balance de autodestrucción, alejaba a los países del
ataque directo. A falta de instrumentos legales y políticos las armas vuelven
al centro de la situación global, se utilizan donde conviene y como conviene,
sin ninguna sanción del consejo de seguridad de la ONU. Y si el consejo de
seguridad rechaza adoptar tales decisiones, inmediatamente se dice que es un
instrumento antiguo e inefectivo.
Muchos países no ven otras
garantías de su soberanía qu crear sus propias bombas. Esto es muy
peligroso. Somos partidarios de
continuar las conversaciones, no solo de conversaciones sino de conversaciones
para disminuir los arsenales atómicos. Cuanto menos armamento atómico haya en
el mundo, mejor. Y estamos dispuestos a las más serias conversaciones sobre la
cuestión del desarme atómico. Pero serias, sin dobles estándares.
¿Qué quiero decir? Hoy día muchos
tipos de armas de gran precisión, por su capacidad se acercan a las armas de
destrucción masiva, y en caso de negativa al arsenal nuclear o disminución
crítica del mismo, el país que ostenta el liderazgo en la creación y producción
de estos sistemas de precisión tendrá un claro predominio militar. Se romperá
la paridad estratégica y esto es claramente desestabilizador. Aparecerá la
tentación de uso del llamado ataque preventivo global. En un apalabra, los
riesgos no disminuirán, sino que aumentarán.
La siguiente amenaza evidente es el
aumento de los conflictos étnicos y religiosos. Esos conflictos son peligrosos
no solo por sí mismos, sino también porque se forman en zonas con un vacío de
poder y ley, de caos, donde se sienten a gusto los terroristas y los
criminales, florece la piratería, el comercio de seres humanos, el tráfico de
drogas.
Por cierto, nuestros colegas en su
momento intentaron dirigir estos procesos, utilizar los conflictos regionales,
construir “revoluciones de colores” para sus intereses, pero el genio se escapó
de la botella. Qué le vamos a hacer, parece que ni sus propios autores
entienden la teoría del caos dirigido. No hay más que división y dudas entre ellos.
Observamos atentamente las
discusiones en las élites dirigentes y entre los expertos. Basta ver las
cabeceras de la prensa occidental durante el último año: la misma gente a la
que llamaban luchadores por la democracia y después islamistas, al principio
escribían de revoluciones y después de pogroms y golpes de estado. El resultado
es evidente: una mayor expansión del caos global.
Estimados colegas: en tal situación
el mundo debe encontrar un acuerdo sobre cuestiones de principio. Esto es
tremendamente importante y necesario, esto es mucho mejor que separarnos, cada
uno en su rincón, tanto más cuando nos enfrentamos a problemas comunes,
estamos, como se dice, en el mismo barco. Y el camino lógico es la cooperación
entre países, sociedades y la búsqueda de respuestas colectivas a los múltiples
problemas, una gestión común de los riesgos. Cierto que alguno de nuestros
socios, por algún motivo, solo se acuerdan de esto cuando responde a sus
intereses.
La experiencia práctica muestra que
las respuestas conjuntas a los problemas no son siempre una panacea, por
supuesto, hay que reconocerlo, y además en la mayoría de los casos son
difíciles de conseguir, es muy difícil superar los intereses nacionales, la
subjetividad, sobre todo cuando se trata de países con una tradición cultural e
histórica diferente. Pero hay ejemplos
de que cuando son guían objetivos comunes y actuamos en base a criterios
unificados podemos lograr conjuntamente éxitos reales.
Recordemos la solución del problema
del armamento químico de Siria, y el diálogo sobre el programa nuclear iraní, y
nuestro trabajo en la cuestión norcoreana también ha tenido algunos resultados
positivos. ¿Por qué no utilizar toda esta experiencia tanto para la solución de
problemas locales como globales?
¿Cuál debería ser el fundamento legal,
político y económico del nuevo orden mundial que garantice la estabilidad y
seguridad, que garantice la sana
competencia y no permita la formación de nuevos monopolios que bloqueen el
desarrollo? Es difícil que nadie pueda ahora dar una respuesta total a esta
cuestión. Se necesita un largo trabajo con participación de un amplio círculo
de países, empresas, sociedad civil y de foros de expertos como el nuestro. Sin
embargo es evidente que el éxito, un resultado real solo es posible si los
participantes clave de la vida internacional pueden llegar a un acuerdo sobre
los intereses básico, sobre una lógica autolimitación, si dan ejemplo de un
liderazgo responsable. Hay que definir claramente dónde están los límites de
las acciones unilaterales y dónde aparece la exigencia de mecanismos
multilaterales, solucionar en el marco de la mejora del derecho internacional
el dilema entre las acciones de la comunidad internacional para la garantía de
la seguridad y los derechos humanos y el principio de la soberanía nacional y
la no injerencia en los asuntos internos de los países.
Ese tipo de colisiones llevan cada
vez más a menudo a la injerencia extranjera arbitraria en procesos internos muy
complicados, y una vez tras otra provocan peligrosas contradicciones en los
principales agentes mundiales. La cuestión del contenido de la soberanía se
convierte en muy importante para el mantenimiento y reforzamiento de la
estabilidad mundial.
Está claro que la discusión sobre
los criterios de utilización de la fuerza externa es muy complicada, es casi
imposible de separarla de los intereses de unos países u otros. Sin embargo es
bastante más peligrosa la falta de acuerdos comprensibles por todos,
condiciones claras en las que la injerencia sea imprescindible y legal.
Añado que las relaciones
internacionales deben construirse sobre el derecho internacional, en base al
cual deben estar los principios morales tales como la justicia, la igualdad, el
derecho. Lo más importante es el respeto
al socio y sus intereses. Una fórmula evidente, pero que si se sigue puede
cambiar de raíz la situación en el mundo.
Estoy seguro de que si existe
voluntad podemos restablecer la efectividad del sistema de instituciones
internacionales y regionales. No es necesario ni siquiera construir algo nuevo
desde cero, esto no es un “greenfield”, tanto más cuando las instituciones
creadas tras la II guerra mundial son universales y puedes ser llenadas con
contenidos modernos, adecuados a la situación actual.
Esto se refiere a la mejora del trabajo
de la ONU, cuyo papel central es insustituible. Y la OSCE, que en 40 años ha
probado ser un mecanismo de garantía de seguridad y colaboración en la zona
euroatlántica. Hay que decir que ahora mismo, en la solución de la crisis en el
sureste de Ucrania la OSCE juega un papel muy positivo.
Sobre el fondo de cambios fundamentales
en la situación internacional, la creciente ingobernabilidad y las diferentes
amenazas nos obligan a un nuevo consenso de fuerzas responsables. No se trata
de cualquier acuerdo local ni una separación de esferas de influencia al estilo
de la diplomacia clásica, ni de ningún dominio global. Creo que se necesita una
nueva “edición” de la interdependencia. No hay que tenerle miedo. Al contrario,
es un buen instrumento para. Esto es tan actual, considerando el reforzamiento
y crecimiento de determinadas regiones del planeta, que forma una exigencia objetiva de formalización institucional de
dichos polos, de creación de potentes organizaciones regionales y elaboración
de las normas de su interacción. La cooperación de estos centros añadiría una
fuerza considerable a la seguridad mundial, a la política y la economía. Pero
para conseguir éxito en tal diálogo hay que partir de que todos los centros
regionales, los proyectos de integración nacidos a su alrededor tendrían
idéntico derecho a desarrollarse para que se complementaran unos a otros y que
nadie se interpusiera artificialmente entre ellos. Como resultado de esa línea
destructiva se romperían las relaciones entre países, y los propios países
sufrirían situaciones difíciles, incluso hasta su propia destrucción.
Quisiera recordarles los sucesos
del año pasado. Entonces dijimos a nuestros socios, tanto a los americanos como
a los europeos, que decisiones
apresuradas y a escondidas sobre, digamos, la asociación de Ucrania y la UE,
tenían grandes riesgos, no dijimos ni siquiera nada sobre política, hablábamos
solo de economía, riesgos serios en el campo económico porque tales pasos
afectan a los intereses de muchos terceros países, entre ellos Rusia como socio
comercial fundamental de Ucrania, lo que hacía necesario un amplio estudio de
la cuestión. Por cierto, recuerdo en relación con esto, que el ingreso de
Rusia, por ejemplo, en la OMC, llevó 19 años. Esto supuso un duro trabajo y se
consiguió un consenso.
¿Por qué hablo de esto? Porque en
la realización del proyecto de asociación con Ucrania a nosotros como si fuera
por una puerta trasera entrarían nuestros socios con sus productos y servicios,
y nosotros no lo hemos aceptado, nadie nos ha preguntado. Nosotros mantuvimos
discusiones sobre estos temas relacionados con la asociación entre Ucrania y la
UE pero quiero recalcar que de una manera totalmente civilizada, indicando los
problemas posibles, mostrando argumentos y razones. Nadie quiso escucharnos ni
hablar con nosotros, simplemente nos decían: esto no es asunto vuestro, eso fue
todo, esa fue toda la discusión. En lugar de un diálogo complicado, pero,
recalco, civilizado, las cosas llegaron hasta un golpe de estado, llevaron al
país al caos y destruyeron la economía, la protección social, provocaron una
guerra civil con muchísimas víctimas.
¿Para qué? Cuando pregunto a mis
colegas para qué, no hay respuesta. Nadie responde nada, es así. Todos
gesticulas con las manos: es lo que ha sucedido. No habría que haber animado a tales acciones,
no habría funcionado, ya lo dije, el anterior presidente de Ucrania Yanukovich
firmó todo, aceptó todo. ¿Para qué hubo que hacer esto, qué sentido tuvo? ¿Es
esto una forma civilizada de resolver las cuestiones? Parece que aquellos que
organizan más y más “revoluciones de colores” se consideran unos artistas
geniales y no pueden parar.
Estoy seguro de que el trabajo de
asociaciones de integración, estructuras de influencia regional deberán
construirse sobre una base clara y comprensible. Un buen ejemplo de dicha
apertura es el proceso de formación de la unión económica euroasiática. Los
países miembros de este proyecto informaron previamente a sus socios de sus
intenciones, de los parámetros de nuestra unión, de los principios de su
funcionamiento, que estaban totalmente de acuerdo con las normas de la
Organización Mundial de Comercio. Añado que también dimos la bienvenida al
comienzo del diálogo entre las uniones europea y euroasiática. Por cierto en
esto también nos han rechazado casi siempre, tampoco se entiende por qué, ¿qué
hay de molo en ello? Y calor está en este trabajo conjunto consideramos que es
necesario el diálogo, he hablado de ello muchas veces y he oído a muchos de
nuestros socios occidentales aceptar la necesidad de la formación de un espacio
único económico, de colaboración humanitaria que se extienda desde el Atlántico
al Pacífico.
Estimados colegas: Rusia ha realizado
su elección, nuestras prioridades son las de un perfeccionamiento de las
instituciones democráticas y de economía abierta, un desarrollo interno
acelerado con todas las tendencias
positivas actuales en el mundo y la consolidación de la sociedad en base a los
valores tradicionales y el patriotismo. Tenemos una hoja de ruta pacífica, positiva, de integración, trabajamos
activamente con nuestros colegas en la unión económica euroasiática, la
organización de Shangai, los BRICS y otros socios. Esta hoja de ruta está
dirigida al desarrollo de las relaciones entre países, y no a su separación. No
queremos crear ningún bloque, realizar un intercambio de golpes. No tienen
ninguna base quienes aseguran que Rusia intenta restablecer un imperio, que
ataca la soberanía de sus vecinos. Rusia no reclama ningún lugar exclusivo en
el mundo, quiero recalcarlo. Respetando los intereses de otros, simplemente
queremos que se tengan en cuenta nuestros intereses y se respete nuestra
posición.
Comprenden bien que el mundo ha
entrado en una época de cambios y transformaciones profundas, cuando todos
necesitan tener cuidado y huir de dar pasos sin reflexionar. Años después de la
guerra fría, los participantes en la política mundial han perdido un poco sus
cualidades. Ahora hay que acordarse de ellos. En caso contrario las esperanzas
de un desarrollo pacífico y estable son una peligrosa ilusión, y las actuales
conmociones un preludio de la destrucción del orden mundial.
Si, por supuesto que ya les he
hablado de esto, la construcción de un sistema más firme de orden mundial es
una tarea complicada, se trata de un trabajo largo y difícil. Pudimos crear una
reglas de interacción tras la segunda guerra mundial, pudimos llegar a acuerdos en los años 70 en Helsinki.
Nuestra obligación común es encontrar una solución a esta tarea fundamental en
esta nueva etapa de desarrollo.
Muchas gracias por su atención
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