25 enero 2007

¿Quién tiene una doble vara de medir?

Artículo de Dmitry Babich en Russia Profile en diciembre de 2006

La posible suspensión de los abastecimientos de gas natural ruso a Bielorrusia nos permite comprobar la coherencia de los países occidentales en sus demandas de democratización para Bielorrusia. Es ampliamente asumido en occidente que Bielorrusia está dirigida por un “dictador” llamado Alexandr Lukashenko y que es indiscutible que las exportaciones de gas natural barato desde Rusia son uno de los elementos básicos que sostienen al régimen de Lukashenko. Así, al menos desde 1996, cuando Lukashenko proclamó su deseo de crear una “unión estatal” con Rusia, occidente ha estado llamando a parar los “subsidios” rusos a Bielorrusia, el último aliado de Rusia en Europa.

Y ahora, cuando Rusia empieza a cumplir esa demanda occidental e intenta forzar a Lukashenko a pagar un precio de mercado de 200 dólares por mil metros cúbicos de gas natural, ¿qué es lo que oímos en occidente? Tan solo gritos de indignación de que Rusia es un proveedor energético “poco fiable” e “impredecible”. Los periodicos polacos, que hasta hace poco han denunciado a Lukashenko como la encarnación del mal, de repente han empezado a hablar de la necesidad de “apoyarle” en su deseo de obtener el gas ruso a 46 dólares, y así lo hacen. Demasiado para la lucha del bien contra el dictador. Sin embargo, al menos Polonia está siendo clara en sus dobles estándares: otraos paises occidentales y la mayoría de los medios de comunicación occidentales pretenden olvidar lo que han estado diciendo a Rusia desde 1996.

Por supuesto, cortar el abastecimiento de gas no es un gesto humanitario y no concuerda con el espíritu de la “unión de estados” entre Rusia y Bielorrusia que se supone que se quiere construir. ¿Pero no habían denunciado los países occidentales esta unión como una manifestación de imperialismo ruso? Desde el punto de vista humanitario, también los Estados Unidos y la Unión Europea han establecido sanciones contra Bielorrusia muchas veces y no se han preocupado por el país cuando lo han hecho. Por supuesto, sus medidas punitivas no pueden hacer tanto daño a la economía bielorrusa como la acción rusa, pero esto solo refuerza el hecho de que Rusia está más implicada en la economía bielorrusa que occidente.

Dejando a un lado los sentimientos, Rusia está, de hecho, haciendo a Lukashenko más daño que todos los grupos de oposición financiados por occidente juntos. El corte del gas natural al principal aliado post-soviético en día de año nuevo, la principal fiesta soviética, es el peor golpe posible a un régimen basado en la nostalgia del régimen soviético. Combinada con las exportaciones baratas de energía rusa, esta nostalgia es la base de los éxitos electorales de Lukashenko en 1994, 1996, 2001 y 2005.

Entonces, ¿quién está siendo poco fiable e impredecible aquí? Por supuesto, las partes que son inconsistentes: Lukashenko y occidente. ¡Qué rápido se han olvidado los compromisos de lucha contra Lukashenko cuando Gazprom cortó el abastecimiento de gas a Lukashenko por primera vez en 2004, afectando por unas horas al suministro de gas a Polonia! Esta vez, según el diario Komersant, Gazprom se había preparado anticipadamente mediante el bombeo de más gas a los depósitos de Polonia y los países bálticos, para que almacenaran más cantidad y no probaran la amargura de la píldora destinada a Lukashenko. Pero estoy seguro de que oiremos hablar más de la poca fiabilidad de Gazprom.

No hay duda de que Gazprom consultó con el kremlin antes de decidirse a este movimiento. Obviamente Putin escogió esta dura medida, y su decisión le puede costar su popularidad en Bielorrusia y probablemente entre algunos rusos. Pero a pesar de ser duro, Putin al menos está mostrando alguna coherencia. Durante una rueda de prensa dijo: “Alemania occidental está pagando billones para mantener a flote la economía de la antigua RDA. Pero están pagando por la reunificación de su país. ¿Por qué estamos pagando nosotros?”. A pesar de los temores occidentales, Bielorrusia no se ha convertido en parte de Rusia, como la RDA lo ha hecho con la Alemania unificada. De hecho, durante los últimos 10 años Bielorrusia se está alejando de Rusia, aunque sin los insultos que han acompañado a movimientos similares en Ucrania o Georgia. La lógica de Putin es clara: ¿Por qué deberíamos subsidiar a un régimen antidemocrático que no tiene planes de coordinar su política con nosotros?”.

Debemos reconocer que la llamada unión de estados entre Rusia y Bielorrusia se ha vuelto un engaño de Lukashenko y una cruel parodia de una integración real. Esto es una mala noticia para la mayoría de los rusos y probablemente de los bielorrusos. La alianza entre Rusia y Bielorrusia solo persistirá mientras la Unión Europea y los Estados Unidos continuen amenazando a Bielorrusia con su hostilidad y a Rusia con su desconfianza. Esta coalición por necesidad no es el cumplimiento de los sueños de muchos rusos y bielorrusos que quieren vivir sin fronteras que les separen y en paz con todo el mundo. Pero este es un problema que sólo occidente puede resolver.

18 enero 2007

La OTAN y Rusia

Comentario de Serguei Karaganov (ver enlace) sobre la reciente cumbre de la OTAN en Riga, publicado por RIA Novosti el 12-12-2006.

Serguei Karaganov es presidente del Consejo de política exterior y de defensa.

El contenido básico de la cumbre de la OTAN desarrollada a finales de noviembre en Riga, se basó en la necesidad de una nueva estrategia para la OTAN. Su esencia es la concentración en operaciones fuera de su zona tradicional de responsabilidad. Y el objetivo la transformación en una organización que garantice la seguridad y estabilidad internacional, respondiendo a las nuevas demandas de esta seguridad para los intereses de sus miembros. El segundo objetivo no manifestado de este cambio es la obtención de una justificación complementaria de su existencia a ojos de las sociedades y élites de los países miembros, sobre todo en las condiciones actuales en que en los antiguos miembros de la unión crece el cansancio por la ampliación.

El tema principal fue Afganistán. La operación que lleva a cabo allí la OTAN para la estabilización de la situación se está encontrando con serias dificultades. Los antiguos miembros de la alianza, acostumbrados a la vida cómoda bajo la protección norteamericana, no tienen demasiado entusiasmo para enviar tropas, además de poner condiciones a su participación en operaciones militares.

En nuestro país, gracias al tratamiento en los medios de comunicación se pudo crear la sensación de que el principal problema tratado fue la relación con Rusia, además en el sentido más inamistoso para nosotros. Esto no es cierto. En los documentos de la OTAN y en las intervenciones oficiales, las relaciones con Rusia se describieron en tono correcto y constructivo. La cuestión de la participación de la OTAN en la garantía de la seguridad energética fue mencionada tangencialmente, y en las conversaciones de pasillo los representantes oficiales solo hablaron de la protección de los transportes marítimos y conducciones contra atentados terroristas. No se mencionaba a Rusia.

Sólo podemos adivinar los motivos de un tratamiento tan poco adecuado en Rusia. En parte puede ser por pereza. La falta de ganas de leer documentos. Puede ser el deseo de ser interesantes, y las malas noticias siempre llaman más la atención que las buenas. Pero por desgracia parece que los motivos son menos perdonables. Hay gente, tanto entre nosotros como en occidente, que sufren sin la “guerra fría”, y crean enemigos allí donde no los hay. Otro motivo es más moderno. No nos hemos quitado el complejo de inferioridad aparecido hace tiempo y reforzado el último decenio del siglo pasado. De ahí la mezcla de la actual de soberbia excesiva y vértigo por los éxitos con los gritos de pánico de “nos rodean” y “nos presionan”.

Por supuesto no nos rodean, y no nos pueden rodear. Pero las relaciones con occidente se complican rápidamente. Siempre nos han criticado y acusado de “imperialismo”: cuando el régimen soviético poseía una fuerza militar colosal pero se encontraba estratégicamente a la defensiva, se deshacía por dentro, y en la década pasada, cuando el estado casi no existía. Pero el nivel actual de críticas no tiene precedentes en los últimos dos decenios.

En las reuniones de Riga, en las que se reunieron políticos y politólogos que no representaban el punto de vista oficial, el crecimiento del sentimiento antirruso fue evidente. Lo lideraban, por supuesto, los polacos, los bálticos y los representantes georgianos. Sus ataques poco hábiles, ocasionados por fobias seculares, no podían no provocar la sonrisa: era demasiado evidente lo bastos y caricaturescos que eran.

El calentamiento de las críticas e incluso de los ataques contra Rusia sólo se pueden explicar parcialmente por las fobias de los nuevos o por que el disgusto de que Rusia sea más fuerte haya desencantado a aquellos que esperaban que sus deudas y debilidad interna le atarían las manos para largo tiempo, si no para siempre. La competencia rusa provoca un desagrado especial sobre el fondo de las recientes derrotas estadounidenses, el escaso deseo de Europa de jugar un papel global y el creciente sentimiento de su vulnerabilidad, entre otros en el campo energético. Y sobre todo, sobre el fondo de las crecientes divergencias entre la “vieja” Europa y los USA.

Hay aún otra explicación: la decepción real de amplias capas de la gente activa políticamente en Occidente por el desarrollo interno de Rusia. Por lo visto hemos pasado la frontera tras la cual una consolidación conservadora tras el caos se empieza a ver como de carácter reaccionario.

Pero creo que el motivo principal es, de todas formas, el que los USA intentan, utilizando los mecanismos de la OTAN, evitar un mayor alejamiento de Europa de su patrón y defensor transatlántico.

Bastantes de los partidarios de esa postura reclaman una revisión de las relaciones con Rusia, considerando que pueden basarse no solo en la combinación de la colaboración y la competencia sino también en la confrontación. Se intenta hacer de Rusia un enemigo para disciplinar a Europa y convertirla de nuevo en un apoyo de los Estados Unidos.

Precisamente sobre estos motivos se entiende el exótico discurso del senador R. Lugar, pronunciado en una conferencia desarrollada paralelamente a la sesión de la OTAN. Como es bien conocido, llamó a convertir a la OTAN en un instrumento de presión contra los países productores de energía, sobre todo contra Rusia, para excluir el uso por ellos, del “arma energética”. Para ello el senador utilizó una argumentación claramente incorrecta que, teniendo en cuenta su alta profesionalidad, pudo ser hecha pública sólo para ocultar los motivos reales de sus llamamientos.

Entre estos, y por cierto, casi ignorados entre nosotros, las insinuaciones de que se usa la presión contra los inversores extranjeros en el sector energético.

Cierto que las recomendaciones de Lugar en relación a la participación de la OTAN en la garantía de la seguridad energética de Europa sonaron fuerte, pero resultaron vacías, se reducían al llamamiento de utilizar la alianza en caso de interrupción en el transporte de energía para la organización de compensación a los países perjudicados. Según es sabido, tales acuerdos ya existen entre la Unión Europea y Rusia. En caso de interrupción del transporte energético los países y regiones comenzarían a recibir gas a través de la red de gasoductos. Se sabe que esa práctica ya ha sido puesta en práctica.

Es un intento de retirar a la Unión Europea de la esfera de la garantía de la seguridad energética, donde ha jugado un papel importante. Es decir, no se trata tanto de una política antirrusa como de una política antieuropea.

No creo que las recomendaciones de Lugar se lleven a la práctica pues serían un suicidio para Europa Occidental.

Si a pesar de su improbabilidad tales llamamientos se situaran en la base de la nueva estrategia de la OTAN, Rusia deberá, con cualquier régimen y sin fijarse en medios, construir gasoductos hacia oriente, sin exceptuar contratos a largo plazo con los consumidores occidentales. La libertad de acción garantizará la defensa contra los potenciales chantajes político-militares de los consumidores.

Pero en conjunto, la reunión de la OTAN fue neutral en relación a Rusia. Se confirmó la línea de colaboración. Intentaron usar a Rusia como espantapájaros para el restablecimiento de la disciplina y la unidad de la organización. Es poco probable que se consiga este objetivo. Podrá convertirse en realista si les hacemos el juego y nos transformamos a nosotros mismos en un espantapájaros.

14 enero 2007

Entrevista: Egor Gaidar, ex primer ministro y director del Instituto de economía del periodo de transición.

Entrevista a Egor Gaidar publicada en Novye Izvestia el 25-12-2006

A finales de año, Rusia se encuentra en una situación de euforia económica. El gobierno ha conseguido uno de los fondos de estabilización mayores del mundo. Los precios del petróleo se mantienen a niveles altos. Por primera vez aparece el problema de en qué gastar el dinero. Sin embargo los expertos previenen de que una política económica incorrecta podría llevar a Rusia al mismo destino que la URSS tras la caída de los precios del petróleo en los años 80 del pasado siglo. Sobre los peligros que nos pueden amenazar hemos hablado con Egor Gaidar, director del Instituto de estudio de la economía del periodo de transición. Aunque no hemos empezado la conversación por los temas económicos.

- ¿Egor Timurovich, cómo se encuentra actualmente?
- Muy bien, gracias.

- ¿A quién le puede ser útil su reciente envenenamiento en Irlanda?
- Creo que a quien quiera desacreditar a Rusia a ojos de occidente. No podemos olvidar que intentaron envenenarme al día siguiente de la muerte de ALexandr Litvinenko. Todo se juntó en un desarrollo de los acontecimientos muy desagradable para el gobierno ruso. Desde el punto de vista del análisis de "a quién le convenía", a quien intenta hacer de Rusia un país marginado.


- ¿Es gente de Rusia o del extranjero?
-
No lo sé, no soy policía ni adivino. Se ha hablado y escrito mucho sobre ello. De momento nada de lo dicho ni escrito demuestra que nadie tenga pruebas decisivas que permitan responder a esta pregunta.

- ¿Por qué le eligieron precisamente a usted?
-
Esto está más claro que el quién. Puedo aproximadamente imaginarme su lógica. El objetivo, en mi opinión, era influir en la opinión pública occidental. A mí me conocen bien en occidente. He manifestado mi desacuerdo con la línea gubernamental en cuestiones básicas de la economía y la política rusa. Puedo imaginarme con qué cabeceras habrían salido las principales periódicos europeos el 25 de noviembre si una serie de casualidades no hubiera permitido salvarme la vida.. Me temo que habría sido un paso más en la conversión de Rusia en un símbolo del mal mundial a los ojos de occidente.

¿Cu
ál es la opinión en occidente sobre la política económica rusa?

- En general buena.
Allí entienden lo difícil que es para un país que depende del impredecible mercado de materias primas y combustible, en condiciones de precios anormalmente altos, llevar una política económica responsable. Este no es solo un problema de Rusia. Lo tienen todos los países con un alto porcentaje de exportaciones de materias primas y petróleo, entre ellos algunos muy desarrollados como Noruega. Lo hecho por Rusia en la esfera financiera y dineraria en Rusia para enfrentarse al reto de los altos precios del petróleo provoca respeto. Por supuesto, no alegra que las reformas estructurales prácticamente se han detenido después de 2003. Causa preocupación la estatalización de algunos sectores de la economía. No hay muchos ejemplos en el mundo en que ejemplos de tal desarrollo de los acontecimientos fuera estratégicamente bueno para un país. Pero en general la economía rusa se desarrolla con estabilidad en los últimos años, los errores importantes cometidos todavía son comparativamente pequeños.



- ¿Resulta que con la democracia, en opinión de occidente, no lo hacemos bien, pero en la economía nos movemos en dirección correcta?
- Sí, pero hay que observar que en los últimos tiempos nos movemos en dirección correcta bastante más lentamente que en los años 2000-2003. Y en algunos casos vamos en dirección incorrecta. En primer lugar pienso en la línea de estatalización de la economía.

- ¿Es decir, que el estado debe salir de la economía entre otros sectores en el gas, petróleo, automovilístico?
- La experiencia mundial no nos da base para deducir que el estado sea un buen empresario. Hay sectores donde la diferencia entre el estado y los empresarios privados no es grande. Esto está relacionado con los monopolios. Puede haber monopolios estatales o privados. Los argumentos a favor de unos u otros no son muy convincentes. Y si hablamos de la competencia, la experiencia muestra que cuando hay un sector privado, cuando hay un propietario interesado en que su dinero se use efectivamente, los resultados son mejores que cuando todo se hace a cuenta del estado y nadie concretamente está interesado en que los gastos sean optimizados.




- ¿Qué reformas son necesarias ahora?

- Si hablamos concretamente de reformas económicas, su enumeración es bien conocida y fue discutida ampliamente antes del segundo mandato de Putin. Las reformas económicas clave que se deben realizar están relacionadas con los gastos presupuestarios. Hemos aprendido bastante bien a recaudar impuestos. Pero no se puede decir que los gastemos bien. Esto se manifiesta en importantes esferas de la vida social, como la educación, sanidad, ciencia, cultura. Aquí los mecanismos de gasto de los medios están dominados por la inercia, dependen en gran medida de cómo gastábamos antes, y no de en qué nivel esos gastos son efectivos. Si ampliamos la pregunta, tienen aun mayor sentido para el desarrollo económico algunos problemas estratégicos como la calidad del sistema judicial, su independencia, la confianza de la sociedad en sus decisiones, la disminución del nivel de corrupción en el aparato estatal, la libertad de prensa. Mientras estos problemas fundamentales no sean resueltos, la propiedad privada no estará bien garantizada. Y esto se muestra en la cantidad y los niveles de inversión, en las perspectivas a largo plazo para el crecimiento económico.


- Sin embargo las inversiones en la economía rusa son ahora mayores que nunca.

- Mientras los problemas citados no se resuelvan, el desarrollo económico de nuestro país será menor de lo que puede ser.



- ¿Hasta qué punto depende la economía rusa del precio del petróleo?
-
Es grande. La porción del petróleo, productos petrolíferos y gas en la exportación rusa es similar a la de la época soviética a comienzos de los 80. Como en el caso de la URSS el pago era en divisas convertibles. La economía de nuestro país, por desgracia, depende fuertemente, como antes, de la coyuntura del mercado de gas y petróleo.

- Significa eso que en caso de caída del precio del petróleo Rusia puede repetir el destino de la URSS?
-
Hoy día Rusia está mejor preparada para una caída brusca del precio del petróleo que la Unión Soviética a mediados de los 80. La URSS no tenía grandes reservas de divisas. Era el mayor importador mundial de trigo, que es fundamental para garantizar el abastecimiento alimenticio de la población. Sus compras eran mayores que la suma de las de los dos siguiente importadores, China y Japón. Hoy día somos exportadores de trigo. Tenemos una economía de mercado, que se adapta a los cambios en el mercado del petróleo más fácilmente que una planificada, socialista. Pero si hay una caída importante y prolongada en el precio del petróleo, no podremos evitar problemas.

- Entonces la ampliación del fondo de estabilización y las divisas…

- Es una política responsable que hemos empezado a llevar hace poco. También Noruega, que es más rica que nosotros, pero que también depende de la coyuntura en el mercado del petróleo, tiene un fondo de estabilización, que es proporción del PIB es muy superior al ruso.

- ¿Qué opinión tiene de la participación en política de su hija?
- Un gran respeto. Es su elección. Somos una familia liberal, los hijos eligen por sí mismos cómo construir su vida. Por supuesto, como padre, preferiría que se dedicara a algo menos arriesgado.


- ¿Hasta qué punto son reclamadas las ideas propuestas por ella?
-
Lo son estratégicamente. En una sociedad educada, urbana, la demanda de libertad es inevitable. A juzgar por lo sucedido en los últimos años, y la vida se mide por generaciones, Rusia está condenada a ser democrática. Según la experiencia probada de muchos países, las leyes antes o después toman ese camino. Pero eso no sucede automáticamente. Es decir, la gente que aspira a hacer de Rusia un país democrático será necesaria.

- ¿Tiene la gente que apoya estas ideas oportunidades en las próximas elecciones?
- No lo sé. En los últimos años no me dedico a la política activa. No me considero un experto en el tema de las próximas elecciones.


- ¿
Se ha alejado de la política definitivamente?
- Considero que hice aquello que debía hacer. Nunca me gustó. Ahora me dedico a algo que me resulta más agradable: escribo libros, ayudo a jóvenes economistas a profundizar en su profesión.



- ¿Está usted de acuerdo con los reformadores liberales de los años 90 que achacan los actuales éxitos económicos de Rusia a las reformas llevadas a cabo con éxito por ellos?
-
Yo no diríallevadas a cabo con éxito”: Las reformas fueron inconsecuentes, con muchos virajes. A periodos de reformas enérgicas les siguieron tiempos que podemos calificar como de miniestancamiento. Pero es cierto que en los años 90 se formó la carcada de la economía rusa privada y de mercado, que empezó a crecer en 1997, después se detuvo el crecimiento en 1998, se reanudó en 1999 y continuó los años siguientes.


- Si volviera a los años 90, ¿qué haría de otra forma?
Si entonces hubiera poseído los conocimientos que ha acumulado en los últimos 15 años de reconstrucciones postsocialistas, se hubierna podido evitar muchos errores técnicos. Digamos que habría reformado de otra manera el sistema de comercio exterior en enero de 1992, no habría demorado la liberalización de los precios del combustible. Si usted me preguntara si viviríamos en otro país le contestaría: no. El país estaría aproximadamente en la misma situación. Los problemas básicos estaban fundados en las décadas anteriores de economía socialista, ya que la estructura económica era inviable para el caso de una brusca caída de los precios del petróleo y de bancarrota de la URSS. Hubo que adaptarse a condiciones diferentes, formar una economía privada de mercado en un país en el que no había existido durante tres generaciones, y que había perdido las tradiciones de comportamiento de mercado y de empresariado privado. Esta cuestión no la puede resolver en un día un conjunto de los mejores decretos gubernamentales.

- Es decir, ¿era inevitable la crisis de los 90 y la reducción de la democracia en los años 2000?
-
La crisis de los 90, sí. La reducción de la democracia después de unas crisis aguda, probablemente. La caída de la producción en los años 90 después del fin del socialismo se dio en los 28 estados postsocialistas. Donde el periodo socialista fue más corto, la crisis terminó antes y el crecimiento económico apareció más rápidamente. En Europa Oriental y los países bálticos, donde el socialismo existió durante 40 años, el periodo de caída de la producción fue de 3-4 años. En los países postsoviéticos, donde el socialismo duró 70 años, se desarrolló durante 6-8 años. Pero el tempo del crecimiento económico en los países donde la crisis fue más profunda es mayor que en los países donde fue corta. Si no se fija sólo en Rusia, sino el los 28 estados postsocialistas, en su trayectoria de desarrollo, verá que son similares. Aunque en estos países cambió el gobierno cientos de veces, en ocasiones con cambios grandes de política económica. El desarrollo de la crisis en los años 90 estimuló objetivamente la demanda de “mano fuerte”. En qué medida esto hizo que la elección de una disminución de la democracia fuera inevitable, no lo voy a juzgar.

- A los liberales rusos les acusan de que con la crisis de los 90 desacreditaron la misma idea del liberalismo, y ahora la palabra liberal es un insulto en nuestro país.
- Es un tema complicado. En nuestro país se intenta presentar la palabra “liberal” como un insulto, pero cuando vamos a los hechos se culpabilica a todos los pseudoliberales, falsos liberales. Evidentemente exite una opinión larvada hacia esta palabra en Rusia que no es unívoca. En lo referente al comienzo de su pregunta, le responderé: si hay que tomar medidas fuertes de reanimación sin anestesia, porque no la hay, pero hay un peligro real para la vida, no hay que alimentar las ilusiones de que al paciente todo esto le cause placer.

- ¿Y ahora el paciente está sano y maldice a los médicos?

- El paciente tiene ahora muchos antiguos achaques crónicos, pero ha salido de la crisis aguda.

- Y no lo agradece.
- Si te dedicas a hacer reformas y esperas agradecimiento quiere decir que no comprendes bien cómo está hecho el mundo. Los chinos dicen: “Que Dios no te haga vivir en época de cambios”.

09 enero 2007

El uso de las armas en la política de la energía

Lo que pasa con el petróleo irakí (The Independent)

Las grandes reservas de petróleo de Irak, las terceras del mundo serán explotadas a gran escala por compañías petroleras occidentales, al amparo de una controvertida ley que será aprobada por el parlamento irakí en los próximos días.

El gobierno norteamericano ha estado implicado en la redacción de la ley, extractos de la cual fueron publicados por The Independent el domingo. Esta ley daría a las grandes compañías, tales como BP, Shell y Exxon contratos de 30 años para extraer el crudo iraquí y permitiría la primera operación a gran escala de los intereses petrolíferos extranjeros en el país desde que la industria fue nacionalizada en 1972.

El alto potencial de beneficios para las empresas occidentales da munición a los críticos que dicen que la guerra de Irak fue provocada por el petróleo. Estos señalan a artículos como uno del vicepresidente Dick Cheney, que dijo en 1999, cuando aún era jefe ejecutivo de los servicios petrolíferos de la compañía Halliburton, que el mundo necesitará 50 millones de barriles de petróleo adicionales hacia 2010. “Entonces, ¿de dónde va a venir el petróleo? Oriente medio tiene dos tercios del petróleo mundial, y los precios más bajos”, dijo.

Los ejecutivos de la industria del petróleo y los analistas dicen que la ley, que permitiría a las compañías occidentales quedarse con el 75% de los beneficios en los próximos años, es el único modo de conseguir que la industria iraquí del petróleo se recupere después de años de sanciones, guerra y pérdida de experiencia . Pero operará a través de “acuerdos de producción compartida”, que son muy poco usados en oriente medio, donde la industria petrolera en Irán y Arabia Saudita, los dos mayores productores, está controlada por el estado.

En resumen, tras invadir el país se explota en las condiciones más ventajosas para el invasor.

Y ahora veamos cómo nos explica la situación rusa R.M.Mañueco, el día 5 de enero de 2007:

Con el objetivo de modernizar las obsoletas infraestructuras heredadas de la desaparecida URSS y de acceder a las altas tecnologías, el Parlamento ruso aprobó en la década de los 90 la llamada Ley de Producción Compartida. El mecanismo es sencillo: las empresas extranjeras que invierten en Rusia en grandes proyectos quedan exentas de cualquier tipo de tributo al Estado mientras no hayan amortizado los costes. En el sector energético, tal normativa hizo posible la aparición de proyectos como Sajalín-1, Sajalín-2, nombre de esa gran isla del Extremo Oriente que posee las mayores reservas de hidrocarburos del Pacífico ruso, y Jariaga en la parte norte de la Siberia central, encabezados respectivamente por la compañía estadounidense ExxonMobil, Shell y la francesa Total.

Después R.M.M. explica las malvadas maniobras de Putin para presionar a Shell, Exon y demás ONGs. Sobre este asunto se puede ver algo más en esta anotación anterior. En resumen, estas compañías jamás amortizan los costes.

¿Nos suena ahora? En los 90 ni siquiera fue necesario invadir Rusia. Y ahora hay uno que no se deja. Luego es un dictador.

Finaliza R.M.M. así:

Se explican así los recelos de la Unión Europea hacia un país que tiene totalmente monopolizado el sector del gas y controla el del petróleo a través de empresarios fieles a Putin, en especial tras el conflicto con Bielorrusia. Ha quedado claro que Moscú desea mantener limitada la participación de las empresas extranjeras en la extracción de hidrocarburos y en la gestión de su transporte. Por eso, el presidente ruso insiste en que, pese a los ruegos de Bruselas, Rusia no ratificará la Carta Energética, acuerdo internacional destinado a hacer más transparente y abierto el sector de la energía.

Obvia, como se hace siempre, que también Noruega se niega a tal firma. ¿Por qué?

02 enero 2007

El abuso de la energía como arma política

Comentario de Vlad Ivanenko en Johnson´s Russia list en relación a un editorial de la revista británica The Economist.

El último editorial de The Economist (diciembre 16-22) afirma que “El habitual abuso de Rusia de su músculo energético es malo para sus ciudadanos, para sus vecinos y para el mundo”. Es encomiable que el Economist se de cuenta del uso por parte de Rusia de la energía como arma política, pero se podría esperar una base económica para seguir este fenómeno.

Es sabido que Rusia intenta asegurarse un buen lugar en el mundo global. Es menos conocido, pero comprensible por las estadísticas comerciales, que Rusia se ve a sí misma como perteneciente a dos grupos internacionales: las antiguas repúblicas soviéticas (con exclusión de los países bálticos y las repúblicas transcaucásicas) y la Unión Europea. Sin embargo, debido varias rezones, la mayoría de las cuales son políticas, Rusia experimenta problemas para mejorar su estatus en ambas áreas. Son los problemas de profundización en la cooperación con sus socios comerciales los que mueven a Rusia a utilizar el “arma energética”. Para verlo, echemos un vistazo a los datos:

En 2005 el comercio de la UE-25 con Rusia alcanzó los 117000 millones de dólares en importaciones y 69500 millones de dólares en exportaciones. Los datos que ofrece Rusia son de 108800 de exportaciones y 43300 de importaciones. La diferencia, aparentemente, se debe al contrabando. A juzgar por la importancia del comercio entre ambas partes, no se puede dejar de observar que la relación es altamente asimétrica. Mientras el comercio con Rusia constituye el 8 y el 5% del volumen total de importaciones y exportaciones de la UE, para Rusia el comercio con la UE alcanza el 45 y el 44% respectivamente. Por tanto es lógico deducir que si los dos vecinos no lograran un acuerdo, sería el vecino oriental el que más sufriría.

Esta observación sustenta la mayor parte de la relación política directa europea con Rusia. ¿Pero es efectiva? El hecho es que el tipo de productos comerciales está muy concentrado en el lado ruso, y muy diversificado en el otro. Si tenemos en cuenta que la porción rusa en los abastecimientos de energía europeos en 2005 fue de 89900 millones de dólares, representaba el 27% del total de la energía importada por la UE. Por tanto el resultado de la negociación será menos desventajoso para la parte débil (Rusia) si juega su última carta en la energía para equilibrar el dominio de la UE en prácticamente todo lo demás.

La situación es algo diferente en el comercio energético en el espacio post-soviético. Dos de las antiguas repúblicas, Ucrania y Bielorrusia, chantajean a Rusia con la amenaza de interrumpir sus exportaciones a su principal mercado energético (la UE) si Rusia no paga. El pago tomaría forma de un gas a bajo precio para los consumidores ucranianos y bielorrusos y un permiso para que las plantas de procesamiento de Bielorrusia exporten los productos obtenidos con el crudo importado desde Rusia libre de impuestos. Esto último es muy caro para Rusia. Utilizando el acuerdo de un “estado común”, Minsk presiona a Moscú para transferis 3500 millones de dólares a los depósitos bielorrusos en forma de derechos de exportación gratuitos. En esta situación, el deseo de Rusia de parar el chantaje en el campo de la energía es racional y lógico. En justicia, hay que decir que Rusia usa la misma táctica para presionar a los productores de Asia Central para rebajar el precio de su gas. Ahora, la lógica de una mayor competición con compradores extranjeros ha llevado a Gazprom a ofrecer un precio más competitivo. El crecimiento del gas kazajo, turkmeno y uzbeco ha hecho que el juego estratégico para "mantenerse" haya dejado de ser óptimo, por lo que podemos esperar una confrontación energética dentro de la CEI pronto.

The Economist debería poner más atención a la lógica económica y menos a los juicios politicos si quiere ser fiel a su nombre y mantener su reputación alta.