19 junio 2014

Una modesta propuesta para futuros asesinos de masas

Artículo de Vladimir Goldstein en RT.

Si intentas matar a tus oponentes a escala masiva, no te dediques simplemente a armar a los tuyos con machetes, barras de hierro o AK47 para a continuación comenzar a matar. Con las fotos de las atrocidades circulando por internet la comunidad internacional podrá detenerte e incluso sancionarte.
Este antiguo método de asesinato masivo es difícil de vender en el mundo actual de libertades y derechos individuales. Una manera mucho mejor de tener éxito con la violencia masiva es conectar a tus víctimas con Rusia, denunciandolos como enemigos de la libertad y la democracia y denominándolos terroristas y marionetas del actual líder ruso, al que podrás llamar “reencarnación de Stalin”. “Reencarnación de Hitler” también puede funcionar, pero como Hitler fue el líder de Alemania, país que ahora está a la cabeza de la democracia, esto puede confundir. “Nuevo Stalin” es una etiqueta mejor.
Una vez que tus enemigos estén asociados con Rusia y sus malvados líderes, podrás explicar a Occidente que tus asesinatos eran necesarios no por tu odio incendiario por las víctimas sino porque quieres adoptar los valores liberales e ingresar en la UE, mientras que aquellos a los que matas son partidarios de la tiranía. No olvides nunca sugerir que tus asesinatos fueron provocados por Rusia. Tus apoyos occidentales seguramente añadirán su autoridad a la denuncia. También puedes sugerir que el territorio vaciado por tus ataques podrá ser usado como base de la OTAN. Para facilitar tus esfuerzos es importante que muestres el apoyo de algunos luchadores de la guerra fría y neocons como el senador McCain o Victoria Nuland, explicando que los problemas de tu economía son el resultado del sabotaje ruso. Son los restos de su socialismo lo que está destruyendo tu país, no tu saqueo.


También habría que encontrar un judío entre tu población, preferiblemente alguien con lazos fuertes con tu régimen, también puedes tener un consejero cuyos ancestros hubieran huido de los pogroms zaristas. Esta persona podrá testificar en el New York Times que tu régimen es amigo de los judíos, al contrario que tus víctimas, que viven bajo anticuados valores nacionalistas. Eso te dará muchos puntos ante la audiencia neocon, y te conseguirá el apoyo estadounidense en tu lucha contra el antisemitismo. Llamar a tus enemigos “sexistas” y “homofóbicos” también ayudará a tu causa, pero francamente puede ser excesivo. Tu objetivo es completar la matanza en las calles de tus ciudades, no pierdas energía en guerras de propaganda.
Pero asegurate de que consigues la ayuda de algún antiguo disidente o líder político de la Europa Oriental. Sus memorias de los abusos por parte del imperio del mal son tan fuertes que sería fácil convencerles de que aquellos que están siendo asesinados, quemados, disparados o golpeados hasta la muerte en las calles son agentes rusos que intentan perpetuar una tiranía de estilo soviético. La gran autoridad moral de esos aliados silenciará a tus críticos.
La necesidad de defender tu país del siempre expansivo Imperio Ruso deberá estar siempre en tus labios. Si alguien apunta al mapa y muestra que Rusia en realidad ha disminuido de tamaño desde la época zarista, diles que esta disminución es una prueba más de sus sueños de restaurar los viejos tiempos. Citar a su líder que dijo que la caída de la Unión Soviética fue una tragedia ayudará, como lo hará la mención a algún monje medieval que dijo que Rusia sería la tercera Roma. Y mientras te limpias tus manos de sangre, recita a Barry Goldwater: “El extremismo en la defensa de la libertad no es un vicio”.
Prepara la foto de uno de tus soldados con uniforme ruso. Eso bastará para que los periodistas estadounidenses propaguen historias de secuestradores de cuerpos comunistas y diseminen tus historias sobre la amenaza rusa. La ubicua presencia de infiltrados rusos, expuesta por Joe Mccarthy y claramente probada por las películas de James Bond y las actuales series de televisión harán que tus historias sean más reales que la vida misma.
Siendo un asesino de masas y habiendo llegado al poder por métodos no pacíficos, algunos reporteros te cuestionarán y pedirán explicaciones por tu violencia. Explícales las atrocidades de Stalin, que seguramente te dejarán pequeño. SI persisten y te presionan con las similitudes entre Stalin y la violencia que tú estás desarrollando sobre tu población, da la vuelta a los papeles y acúsales de ser propagandistas del Kremlin.
También es importante crear museos en que muestres fotos de tus víctimas, pero como si fueran víctimas del stalinismo (como Stalin mató cristianos, musulmanes, judíos y de todo, te creerán). El tener un montón de víctimas reforzará tu posición, pero en caso de que te quedes corto, argumenta que los niños no nacidos también deben incluirse como víctimas. Si tienes el suficiente número de víctimas y algunas buenas fotografías podrás abrir el museo. Así los ucranianos aumentaron la cantidad de víctimas de Stalin sumando las víctimas judías del holocausto y demostrando con ello el poder diabólico de Stalin y el comunismo.
Es importante preparar a la generació joven en su papel de apoyo. Los niños deberán ser sometidos a la trutina de bailar y cantar como esos adolescentes de Ucrania occidental, que muestran sus ideas políticas recitando “Ahorca al ruso”. Si alguien en occidente dice que es algo bárbaro, explícale que estás recuperando el antiguo folklore entre la cultura destruida por los comunistas. Y no olvides enseñar a tus jóvenes a preparar cócteles mólotov. El fuego es una manera muy eficiente e higiénica de librarte de tus víctimas. Pero a veces puedes bombardearlas y dejar que sean sus familiares quienes se encarguen de ellos. Eso sí, asegurate de que sus ataúdes son rojos, así todo el mundo verá que te estás encargando de la amenaza roja.
Si Saddam Hussein o los hutus de Ruanda hubieran seguido estas instrucciones su éxito habría sido mucho mayor, ya que habrían podido actuar sin interrupción. Pero si, por cualquier motivo los rusos se deciden a interferir, diciendo que Occidente se mantiene al margen debatiendo si tu actual tasa de asesinatos entra en la definición de genocidio, pronuncia triunfalmente: Ya lo dije. Pero también podrás tener éxito ya que los rusos estarán demasiado metidos es su propio jardín trasero para venir al rescate.
Con la OTAN y el apoyo económico detrás de ti, podrás seguir durante años Cuando mueras, o te emborraches hasta la muerte y los fantasmas de aquellos a los que has asesinado vengan a hacerte consciente del sufrimiento, acabarás en el cielo anticomunista. Serás recibido por Joe McCarthy, que te acusará de haber sido muy blando con el comunismo y de haber manifestado latentes simpatías rusas. Serás i nterrogado y humillado, y tus palabras serán manipuladas hasta que McCarthy encuentre un simpatizante ruso entre tu población a la que no pudiste destruir. El veredicto del senador McCarthy es algo que está más allá de mi conocimiento, pero puedes estar seguro de que dentro de 50 años tendrás un monumento en tu honor en el mundo libre, por tus gloriosas contribuciones en la lucha contra el comunismo ruso.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me da pavor el ver como la situacion actual en Irak puede encender odios que terminen en enfrentamientos religiosos. Aqui desde hace tiempo advierten de esta posibilidad y parece que todo va tegiendose poco a poco como decian
www.caesaremnostradamus.com/Lo%20cumplido_archivos/GuerraIrak2014.htm