05 diciembre 2006

Litvinenko: ¿la historia del vengador tóxico?

Seguimos con The eXile, y Kirill Pankratov. en este caso un artículo sobre el asunto LItvinenko, publicado el el 1-12-2006.

Esto es grande. No, borra eso, es inmenso. Desde el apogeo de la guerra fría no se veía una historia así, de espionaje, intriga y asesinato mediante envenenamiento con una muerte lenta y dolorosa. Ha tenido de todo: un desertor, un antiguo espía con secretos que acusaba al país del que huía de los más horribles crímenes... añadido a un puñado de ricos sospechosos y a un elemento extremadamente raro, altamente tóxico, radiactivo y escurridizo llamado polonio 210. Es como una bomba sucia que explota en medio de una gran ciudad. Es una sensación diferente a cualquier otra, y el escándalo está creciendo sin signos de ir a menos.

Ni siquiera durante la guerra fría hubo tal excitación. Hay que volver atrás al menos hasta la corte de los Medici o los Borgia. ¿Quién necesita las pueriles conspiraciones de "El código Da Vinci" cuanto tiene estos casos?

¿Y que pasa con el resto del mundo, ya sabe, guerras, bombardeos, asesinatos, corrupción, mentiras? Olvidémoslo. El cada vez más podrido y esperanzas cenagal de Irak parece un caso de banditismo común, sin imaginación ni suspense. ¿A quién le preocupa que se haya matado a medio millón de irakís y miles de estadounidenses? ¡Es aburrido! Puede imaginarse, después de que nos hemos maravillado con los ladrones que dirigieron Enron yWorlsCom y robaron millones de dólares. ¡Qué plebeyo!, ¿por que debería acordarse de esto nadie que no sea un ratón de biblioteca dedicado a la contabilidad? Es como comparar el jueguecito del tenis con la consola PS3. Como las decenas de millones de dólares del contribuyente desaparecidos en el agujero negro de la "reconstrucción de Irak", o en los bolsillos de los Halliburtons y Bechtels y otros coleguillas republicanos. Bueno, déjalo, no nos distraigas de lo realmente importante: ¡lo que todos queremos saber es quién mató al “antiguo espía” con una pequeña dosis de polonio!

En cuanto el asesinato de Anna Politkovskaia el 9 de octubre empezó a desaparecer de los titulares, una nueva y más jugosa intriga ha aparecido: la prolongada y dramática enfermedad, el sospechoso envenenamiento y la agónica muerte de Alexandr Litvininenko en Londres.

Sólo puedo decir que es alucinante. Ambos asesinatos fueron horribles, entre otras cosas por su descaro y su aparente falta de sentido. ¿Por qué alguien querría asesinar a Politkovskaia, por qué ahora? ¿Porque Politkovskaia era peligrosa para el gobierno de Putin, como los medios de comunicación occidentales han decidido casi unanimemente? ¡Puf! Quizás era un ligero fastidio para el gobierno en los primeros años de Putin, probablemente hasta 2004. pero en los últimos años había desaparecido de los titulares rusos, no consiguiendo nuevas historias. Durante más de un año no he visto ninguna referencia o discusión sobre sus artículos en los blogs rusos de LiveJournal, la plataforma más actual de debates políticos, cotilleos y tendencias de los medios rusos. Politkovskaia estaba casi olvidada, estaba acabada. Seguía escribiendo para Novaya Gazeta y continuaba siendo agasajada en occidente, pero incluso ahí solo a medias, casi por inercia. Su último artículo para Novaya Gazeta, publicado tras su muerte, supuestamente implicaba al líder checheno apoyado por Rusia Ramzan Kadyrov en secuestros y torturas. Se habló de ello durante unos días y luego se olvidó.

Pero al menos Anna Politkovskaia seguía levantando nuevas acusaciones y fuertes críticas hacia el Kremlin, y teóricamente obteniendo nuevos enemigos. Litvinenko, por otro lado, era menos significativo, aunque cercano al mundo del espionaje y las intrigas internacionales. Era un miembro de la red de Boris Berezovski, el oligarca exiliado ruso que lleva 6 años viviendo en Londres.

“Pocos han sido más virulentos y escandalosos en sus críticas a Putin y el Kremlin que Litvinenko”, escribió el Sunday Times, exhibiendo la típica falta de idea que se espera de un periódico británico, en un artículo titulado “Los bastardos me han pillado”, supuestamente las propias palabras de Litvinenko al hablar de su envenenamiento.

Esta línea de “Litvinenko el mártir” se extiende por todos los medios de comunicación occidentales: “crítico feroz del régimen de Putin”, “el más categórico enemigo del Kremln”, etc. Como la mayor parte de lo que se ha oído de esta historia en los medios de comunicación occidentales, esto es una sandez absoluta.

Es cierto que Litvinenko atacó fuertemente al gobierno de Putin. Pero la verdadera cuestión es hasta qué punto esta crítica era importante. Lo cierto es que nadie recuerda a Litvinenko en los últimos dos o tres años. A principio de la década, tras su fuga a Londres, publicó dos libros, ambos bastante cortos, acusando a los servicios secretos rusos y al gobierno de corrupción, asesinato de su propio pueblo y todos los pecados imaginables. Su primer libro se titulaba El FSB dinamita Rusia, en el que sostenía que las terribles explosiones en edificios de Moscú y otras ciudades en 1999, al principio del periodo de Putin, fueron un trabajo de los servicios secretos rusos y no de terroristas chechenos. El libro aportaba muy poco en cuestión de revelaciones, aparte de las conocidas teorías conspiratorias sobre las explosiones, según las contradicciones de la versión oficial. Fuera del "núcleo duro" de la “oposición democrática” fue recibido con bostezos en Rusia. Fue publicado en Nueva York y era (y aún es) fácilmente obtenible en la red, y se vendía en varias librerías de Moscú.

El segundo libro se tituló El orden criminal de la Lubyanka. Fue publicado en Rusia y, de nuevo, es fácilmente conseguible en la red y en algunas librerías de Moscú. Es poco más que un folleto, y se puede leer en dos o tres horas. Causa incluso menos impresión que el primero. Este libro contiene una especie de autobiografía de Litvinenko, desde finales de los 80, su carrera en los servicios de seguridad, cómo conoció a Boris Berezovski y cómo se fue convirtiendo en un miembro de su círculo cercano, cómo se convirtió en crítico y desconfiado de todo el stablishment de seguridad ruso, cómo fue arrestado y acusado de abuso de su cargo y cómo finalmente huyó a Inglaterra vía Turquía. También repite una versión reducida de sus acusaciones sobre las explosiones de 1999, de las que acusa al FSB y al propio Putin, nuevamente con poco efecto.

Después de eso Litvinenko desapareció de la vista. La única vez que volvió a salir a la superficie de nuevo (antes de noviembre de 2006) fue en 2003, cuando dijo hizo pública una historia sensacional de que un visitante ruso, presuntamente del FSB, se acercó a él y le pidió su ayuda para un intento de asesinato de Putin. Litvinenko denunció que era una provocación y lo denunció a la policía. La seguridad británica detuvo a la persona indicada por Litvinenko, pero lo soltaron tras un breve interrogatorio, encontrando aparentemente poco contenido a la historia.

De hecho, Litvinenko ni siquiera era un “espía”. Su currículum estaba en lo que se llamaba “tropas de convoy”, una pequeña división del ministerio del interior encargada de guardar los trasportes por ferrocarril, los traslados de prisioneros y asuntos similares. A principios de los 90 fue transferido a otra división dentro del mismo ministerio, y en este periodo se relacionó con el crimen organizado. En 1994 hubo en Moscú un intento de asesinato de Boris Berezovski, hubo una explosión en su coche. El propio Berezovski fue herido levemente, mientras que su conductor murió (la explosión le cortó la cabeza), y su guardaespaldas quedó lisiado.

Litvinenko fue uno de los primeros agentes de policía que llegó a la escena del crimen, y ahí es donde entró en contacto con Berezovski. Rápidamente se acercaron uno al otro. Y con ese afortunado encuentro su carrera se aceleró. En poco tiempo se convirtió en jefe de la división de crimen organizado, que era una especie de contacto entre el ministerio del interior y el FSB, de ahí lo que se repite a menudo incorrectamente por parte de los medios de comunicación occidentales de que Litvinenko era un "espía" y un "agente del FSB". En lugar de eso, muchos de sus colegas le consideraban un agente de Berezovski en los servicios de seguridad.

A finales de 1998 Litvinenko dio una rueda de prensa en Moscú en la que acusaba a sus superiores del FSB de pedirle que participara en un complot para asesinar a Berezovski. Pocos de sus colegas encontraron esta historia creíble. No es nada inusual, por supuesto, el asesinato en la Rusia contemporánea, pero parecía extraño que el FSB solicitara el apoyo de una persona que había mostrado facilidad para la insubordinación y era visto como un amiguete de Berezovski. Tras la rueda de prensa, Litvinenko fue expulsado de su trabajo y acusado de aprovecharse de su cargo. Las acusaciones, probablemente, eran inventadas, sin embargo, no fueron muy duros con él: después de unos meses en prisión, fue absuelto y liberado. En seguida, al temer nuevas acusaciones y probablemente sintiendo un cambio del viento y la rápida pérdida de poder de su protector Boris Berezovski, Litvinenko huyó de Rusia en un ferry a Turquía y después en un vuelo de Estambul a Londres, donde pidió asilo político. Su vuelo fue simultáneo al exilio de Berezovski en Londres en noviembre de 2000, a donde escapó de las acusaciones de robo y corrupción. Litvinenko vivió incluso más dependiente que nunca de la generosidad del oligarca.

Una cosa es casi segura en el caso Litvinenko: no ha sido asesinado por algo que sabía y quería revelar. Tuvo muchos años (y un montón de dinero aportado por Berezovski en su cruzada anti-Putin) para hacer todas las revelaciones sensacionales que quiso, y sus resultados fueron mínimos. Su asesinato podría haber sido una venganza, por supuesto, pero más probablemente fue un mensaje. El uso de un material exótico tan extravagante, el polonio radiactivo, también apunta en esa dirección. ¡Demonios! ¿Se podría ser más dramático? ¿Quién lo cometió y quién era el objetivo? Es una historia casi perfecta de Agatha Christie. Muchos posibles sospechosos, muchos motivos y en cada caso muchos factores a favor y en contra.

El asesinato es un fuerte revés para Putin, especialmente tras el asesinato de Politkovskaia. Ambos asesinatos sucedieron justo antes de importantes cumbres internacionales con su participación, y ambas se desarrollaron mal. Mucha gente en Gran Bretaña y en el resto de Europa le llama ahora asesino sangriento. En resumen, el impacto negativo ha sido inmensamente mayor que las pequeñas ganancias que podría tener elliminando a un par de sus detractores. Se podrían ver los asesinatos como un signo de férrea firmenza: vamos a enseñar a esos bastardos quién es el que manda, y a la mierda los torpedos de la condena internacional. Yo podría considerar esto como un montaje o un castigo, pero merece al menos un poco de plausibilidad

En Rusia, la teoría más popular, de lejos, es la de la conspiración, la de que Litvinenko (y tal vez Politkovskaia) fueron asesinados por agentes de Berezovski para desacreditar a Putin. Es mucho más lógica que la versión que implica a Putin, al menos hay beneficios directos y claros para el oligarca exiliado, que daña fuertemente la reputación de Putin con pequeñas pérdidas, porque ambos, Politkovskaia y Litvinenko tenían ya poco uso futuro, aparte de su martirio. Pero esta versión tiene también una importante debilidad. Primero, el polonio es difícil de conseguir, incluso con los considerables recursos de Berezovski. También es muy arriesgado: si la policía británica consigue resolver el caso, Berezovski estaría acabado. También algunos otros de sus asociados sospecharían que podrían convertirse en el siguiente y ayudarían a los británicos o los rusos a acabar con él.

Un día después de la muerte de Litvinenko, su ”testamento” salió a la luz, y en el acusaba fuertemente al gobierno de Putin. Esto hizo la historia aún más incongruente.. Sólo se mostró una versión de la carta, escrita a máquina, estilísticamente en correcto inglés, llevando algo que parecía su firma. El problema es que Litvinenko apenas hablaba nada de inglés, a pesar de llevar cinco años en Inglaterra. Si dictó la carta a Alec Goldfarb (otro socio cercano de Berezovski), como éste alega, no hay duda de que lo habría hecho en ruso. Todavía no ha aparecido ninguna grabación o versión rusa de la carta. Existe la pequeña duda de que esta “carta póstuma” es un trabajo de Gokdfarb y otros del círculo de Berezovski, no del propio Litvinenko. Esto no significa necesariamente que Litvinenko no estuviera de acuerdo con el contenido de la carta, pero muestra la desagradable máquina política que hay detrás de la historia.

El FSB (como sucesor del KGB) alega que no ha vuelto a practicar el asesinato en otros países desde la muerte en 1959 de Stepan Bandera, un líder separatista de Ucrania Occidental y antiguo aliado de los nazis. Esto es una tontería, por supuesto. Los asesinatos son raros, pero se siguen practicando. En febrero de 2004 el antiguo líder rebelde checheno Zelimkhan Yandarbiyev fue volado por los aires en su coche en Qatar. Fue una acción muy inepta. Los dos agentes rusos fueron detenidos inmediatamente y condenados por el asesinato de Yandarbiyev. Pero un año más tarde, en un signo del aumento de la influencia internacional de Rusia, Moscú consiguió la deportación a su país de los agentes.

El envenenamiento también podría haber sido usado en dosis no letales. En septiembre de 2004 Anna Politkovskaia fue llevaba al hospital con un gran dolor de estómago cuando se preparaba para viajar a Beslán, donde los terroristas chechenos habían tomado más de mil rehenes en una escuela local. Acusó a los servicios secretos rusos de intentar asesinarla. Lo más probable es que sí estuvieran implicados pero no se tratara de un intento de asesinato sino de una manera de prevenir que Politkovskaia apareciera por Beslán, donde su presencia se veía como inútil, más como un altavoz para la propaganda de los rebeldes que como una negociadora de buena fe. Para ello se usó alguna sustancia para inducirle un desorden estomacal (recordemos a Tom Cruise haciendo vomitar durante hora y media al tipo de la CIA en Misión imposible).

La historia de Litvinenko está llena de Dejà-vu y de extrañas coincidencias. Veamos, por ejemplo: en 1957 el KGB intentó asesinar a un prominente disidente: Okolovich, que vivía en Alemania. El agente Kokhlov fue enviado para matarlo, pero desertó y le contó todo a Okolovich (algo similar a lo que dice Litvinenko sobre sus relaciones con Berezovski). Más tarde, Khokhlov fue envenenado con talio radiactivo, sin embargo sobrevivió. Interesante, ¿no es cierto?

Otra: el elemento químico Polonio fue descubierto por Marie Sklodowska-Curie y denominado así en honor de Polonia, su país natal. Y es Polonia la que pone hoy día los mayores obstáculos a las relaciones entre Rusia y Europa. De hecho Polonia ha hecho todo lo posible para hundir las negociaciones Rusia-UE sobre cooperación económica y de seguridad, culminando con la fallida cumbre de Finlandia de la semana pasada. ¿No es simbólico? O tendremos que desenterrar al astuto y siniestro personaje de Polonio en el Hamlet de Shakespeare (es interesante que en ruso las palabras “polonium” y “Polonius” se escriben igual). Oh, y otra cosa: Lirvinenko recibió sus documentos de ciudadanía británica el día del asesinato de Politkovskaia. Todo esto es más que extraño.

Pobre vieja Inglaterra. En muchos aspectos ha echado todo esto sobre sí al permitir crear un nido de escorpiones así en su suelo: oligarcas corruptos, sórdidos asuntos políticos, terroristas chechenos… Podríamos terminar con un aviso de un viejo británico: el padre William de la novela de Eco, El nombre de la rosa: “Este no será el último muerto que aparecerá entre estos muros, y los muertos tendrán las lenguas negras y los dedos negros. O puede ser algo que brille en la oscuridad. Esa luz no nos acercará a la solución de estos misterios. Tiempos interesantes, ciertamente”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Esto parece el argumento de una novela negra!!Hace dos semanas se cargaron a Natalia de Human Rights...tienes alguna teoría??