09 febrero 2007

El aumento de la incomprensión

Entrevista con Alexandr Rahr publicada en Nezavisimaia gazeta el 30-1-2007.

Alexandr Rahr es uno de los mayores especialistas en la problemática de las relaciones ruso-germanas. El tema que hemos tratado en nuestra conversación con él es aún más amplio: las relaciones mutuas entre Rusia y occidente.

- Occidente acusa a Rusia de falta de democracia. No es que todos estemos satisfechos con el nivel de desarrollo de nuestra democracia. Pero parece que la forma en la que occidente nos acusa crea una atmósfera de fortaleza asediada y sólo nos aleja de la auténtica democracia. ¿Cuál es el motivo básico de esta incomprensión entre occidente y Rusia?

Primer motivo: occidente ha perdido el interés hacia todo lo que sucede en el este de Europa. Durante la época de la guerra fría e incluso a principios de los 90 había institutos y centros estratégicos en los que trabajaban expertos altamente cualificados que seguían los acontecimientos en Europa oriental. Y el gran público se interesaba en lo que se escribía sobre el desarrollo literario, político, económico e incluso cultural de los países de Europa oriental. A finales de los 90 ese interés había desaparecido. La gente se pasó a nuevas regiones, se interesó por la amenaza del fundamentalismo islámico, por China.

Segundo motivo: Europa no tiene hoy día una amenaza externa. Es una estructura integrada en cuyo interior los estados colaboran entre sí. Y los europeos se sienten en una inhabitual y confortable seguridad. Si hubiera un amenaza directa habría interés… No hay una succes-story como se esperaba de Rusia en los años 90. Lo que sucedió en Polonia, ¡zas! y el país pasó del comunismo a la comunidad occidental. Y la búsqueda de Rusia por sí misma, o de Ucrania o Bielorrusia no interesa a mucha gente.

- Pero las cabeceras de periódico del tipo “Rusia es un enemigo” deberían aumentar el interés.

- Esto tiene un aspecto político y uno económico. Para que la gente lea algo sobre Rusia y la política exterior, los redactores acuden a tales trucos. hay muchos artículos que se escriben con sensatez. Pero cuando yo escribo sobre los resultados positivos de lo que sucede en Rusia, el redactor jefe elige de todas formas un titular como “El oso ruso ruge” y “Europa tiembla”, no porque tenga una opinión negativa sobre Rusia, simplemente quiere que el gran público preste atención al artículo. Por otro lado, en occidente hay, aunque sea un factor menos importante, un sector de la élite que quiere distanciar a Rusia de Europa. Pero eso es algo que lleva sucediendo 300 años. Desde que Pedro I abrió una ventana a Europa, parte de la élite europea no quiere aceptar a los "bárbaros rusos". Es la vieja discusión Roma-Bizancio, el desdén por la idea de la tercera Roma y el miedo a lo extraño que representa Rusia, que tiene unos recursos y territorios inmensos y que siempre ha sido impredecible en sus relaciones con Europa.

- ¿Hasta qué punto es importante el hecho de que los círculos izquierdistas se sientan agraviados con Rusia porque ésta haya abandonado el comunismo?

- Esto jugó un papel, aunque no el principal, en los años 90: había una élite izquierdista, sobre todo en Francia y en Italia, pero también en Alemania. Y hubo un gran desencanto porque la URSS no hubiera podido reformarse. Esperaban que hubiera un estado socialista que se opusiera al capitalismo estadounidense. Cuando Rusia no había definido aún su vector de desarrollo la miraban neutralmente. Pero a mediados de los 90, a través del prisma de la guerra de Chechenia entendieron que Rusia quería construir un estado nacional. Y la idea del estado nacional aquí se asocia con una tendencia a chauvinismo. Y la idea del patriotismo, la búsqueda de una idea nacional de Rusia, la orientación hacia la refundación de sus tradiciones nacionales y su cultura provocaron la indignación de los intelectuales de izquierdas.

- No solo en las izquierdas, sino en todos los que quieren construir una nación europea unificada. Para ellos Rusia también debe alejarse de estas categorías.

- Este es otro tipo de personas. Pero tiene usted razón. Una parte influyente de la élite europea se representa a Europa como una unificación en una unión política, en primer lugar en basa a las ideas europeas de confort y buena vida, alejamiento de cualquier peligro que pudiera amenazar a Europa y formación de su propia ideología. Cierto que no se la representan como ideología, se trata de los valores occidentales, que hacen el papel que en la edad media cumplió la religión. En lugar de los diez mandamientos aparece el modelo liberal de democracia occidental. En Rusia no entienden esto, esta Europa con su confortable seguridad, alguien debe defenderla. Aquí todas las esperanzas están en América. La mitad de los estadounidenses rechazan la política de Bush. Y en los círculos intelectuales europeos no hay antiamericanismo. Todos quieren que los USA sigan defendiendo a Europa y no se vaya, porque entonces tendremos que ocuparnos de nuestra propia defensa y seguridad.

- Esa incomprensión mutua amenaza a la democracia, que aquí se abre paso entre placas de cemento. Y esta situación es peligrosa. Antes que nada para Rusia, como parte más débil. Pero sus posibles consecuencias difícilmente alegrarán a occidente. ¿Cómo se puede encontrar un lenguaje común, para que occidente no se coloque en una posición de mentor y Rusia no se encierre en su arrogancia?

- Soy pesimista. Cada año se siente una disminución de la comprensión mutua. Los antiguos países del pacto de Varsovia lo introducen en la Unión Europea un elemento de hostilidad hacia Rusia. Allí ha llegado al poder una élite acomplejada que en parte también participó en sus países en la construcción del comunismo. Pero echa la culpa a Rusia de todo lo sucedido allí después de la guerra.

- Se suponía que el ingreso en la UE y la OTAN acabaría con estos problemas. ¿Y resulta que sólo los ha reforzado?

- Los únicos países donde no existe este problema son Hungría y Eslovaquia. En Chequia lo hay, pero no lo quieren pasar a primera plana. Y está arraigado genéticamente en las élites polacas, que llevan 200 años ofendidas con Rusia. Y en los bálticos, que consideran que les robaron la independencia por métodos brutales y bandidescos en el pacto Molotov-Ribbentrop. Esto es muy difícil de retirar de la mente. Ellos darán pasos más adelante, introducirán a través de las estructuras europeas una nueva ideología, según la cual el fascismo hitleriano se igualaría al comunismo soviético. Ahora solo vemos el comienzo del proceso, que separa a Rusia de Europa. Yo siento ahí un peligro, y en Europa no lo sienten. Europa entiende que Asia le va a presionar, que los Estados Unidos competirán con ella. La amenaza la siente por el lado de los flujos migratorios de África del Norte, en la cuestión energética... Europa entiende que puede chocar con amenazas importantes por todos los lados. Pero se siente, como siempre, el centro del mundo, y considera que por eso debe estabizar todo lo que la rodea a través de la exportación de los así llamados valores humanitarios, o valores liberales. No irá por otro camino. Aquí rechazan el planteamiento de la cuestión según el cual hay otra visión que el modelo liberal de Europa.

- Esto no concuerda bien con la democracia.

- La democracia y los valores liberales alcanzaron su pico en Europa cuando la amenazaba la Unión Soviética. Estaba claro: aquí había libertad, allí no. Ahora estos conceptos no están tan claros. En América y aquí ahora hay menos libertad, sobre todo después del 11 de septiembre. Nadie se enfrenta al hecho de que se vayan a colocar cámaras en todas las estaciones y aeropuertos, y casi en las casas. El Big Brother de Orwell puede estar dentro de 10-20 años incluido en la mentalidad europea. Pero Europa tiene miedo, se defiende. No quiere que los islamistas provoquen explosiones en las estaciones, trenes y aviones.

- La unión con Rusia podría hacer a Europa más fuerte en el terreno internacional. En mi opinión, el antecesor de Merkel pensaba en esto, pero le acusaron de intereses personales.

- Totalmente de acuerdo. Shroeder ha manifestado recientemente estas ideas: hay que salvar a la vieja Europa conectándo Rusia a ella. Y construir Europa basándose en valores distintos, pero en objetivos comunes. Los objetivos deberán ser de conseguir la seguridad propia. Mediante la competencia de fuera, pero construyendo la nueva civilización del siglo XXI. Un ejemplo interesante es el intento de integrar a Turquía en Europa mediante los valores liberales. Se podría pensar también en unir Rusia a Europa. Pero ahora se excluye esta posibilidad, comprenden que sería demasiado caro y difícil, llevaría a una confusión demasiado grande. Cada vez habrá menos gente que apoye la idea de una Rusia dentro de Europa. El proceso se mueve en dirección contraria, hacia donde lo dirigen Merkel, los ingleses, los polacos, bálticos y checos, y lo hará también Sarkozy si llega al poder. La idea es convertir a Europa occidental en algo como América oriental, es decir, ampliar y fortalecer en primer lugar la sociedad transatlántica. Y sacar a empujones a Rusia hacia Asia. De nuevo las ideas orwellianas se hacen reales. Tres grandes imperios que van a enfrentarse entre sí. El transatlántico, el euroasiático, en el cual Rusia y China se verán obligados a unirse para resistir el empuje de Europa, y el califato. Estas tres direcciones de desarrollo están cristalizando claramente en la política mundial. Pero en Europa no quieren verlo. Europa disfruta de su victoria triunfal en la guerra fría, y quiere consolidar esta victoria.

- ¿Pero saben en Europa que no reconocemos la derrota en la guerra fría?

- A Europa eso le da igual. Yo mismo intento decir que nadie perdió la guerra fría, y que la perestroika empezó en Rusia, no en Polonia. Pero aquí domina la siguiente idea: si Rusia quiere hablar con nosotros debe ocupar la posición de Alemania el año 45, debe pedir perdos por todo, capitular y reconocer la derrota en la guerra fría. Y en lugar de eso, el antiguo enemigo quiere levantarse, empieza a presentar reclamaciones y amenazar con gas y petróleo. Es decir, todo se prepara de nuevo para el rearme.

- Me parece que hace mucho que Rusia no estaba tan fuerte, unida y capacitada, incluso si consideramos el periodo soviético.

- Apoyo ese punto de vista, pero para los expertos de aquí es inaceptable. Aquí hay una envidia y cólera salvaje contra Rusia, que hoy día puede utilizar tal cantidad de recursos como ya en el siglo XIX se consideraba que ningún estado podía utilizar. La gente considera que Rusia se deshará. Abunda la opinión de que continúa la guerra en Chechenia, que el Cáucaso norte casi está separado de Rusia, que Tatarstán se irá, que hay una bomba demográfica bajo la sociedad rusa y dentro de 20 años Rusia estará tan poco poblada que los chinos entrarán sin problemas en oriente. Esto es una opinión común. La gente de Rusia debe pensar en ello, para, puede ser, hacer algo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buen articulo ¿Cuado dices que lo publicaran en el Pais?
Un saludo

Iñaki dijo...

Me temo que no será pronto :-)