El periodo de desgobierno en Ucrania después de las elecciones parlamentarias del 26 de marzo se acaba. Ha durado tanto que es incluso desagradable. Durante más de dos meses y medio los políticos han intentado formar una coalición de gobierno y no han podido. Pero ahora parece que los acontecimientos se aceleran. Mañana el parlamento se reunirá "en serio". La primera sesión fue dos semanas atrás, y duró 35 minutos, fundamentalmente para escuchar el himno nacional y algunas otras melodías nacionales. Esta vez los diputados no estarán para músicas, tendran que elegir un gobierno.
Mientras tanto el país está al borde de una crisis sin precedentes. Algunos analistas hablan incluso de una "situación revolucionaria". La popularidad del poder nunca había caído tan baja desde la época de la Maidan.
Ucrania ha pasado en un tiempo récord del amor al odio por los líderes naranjas. Los ve como incapaces de llegar a un acuerdo entre ellos y con Rusia, incapaces de formar una coalición parlamentaria y un gobierno. El presidente Yuschenko no cumplió su programa preeelectoral "10 pasos al encuentro de la gente", no condenó a los responsables del fraude electoral, no condecoró a los luchadores contra Leonid Kuchma, expulsó del puesto de primera ministra a Yulia Timoshenko.
"Ucrania sufre el síndrome de país abandonado El "padre" y la "madre" de la revolución naranja, Yuschenko y Timoshenko se han separado. La revolución no ha devorado a sus propios hijos, los ha entregado a las maniobras de los países que definen la política ucraniana: los USA y Rusia. La nación abandonada ha tenido que sufrir una subida de impuestos, de la energía y el desengaño porque un millón de personas se heló en la plaza de la independencia", comenta en conversacióncon Izvestia el editor Victor Dorojov.
El autor del libro "Ucrania no es Rusia", Leonid Kuchma, que perdió la presidencia tras la "revolución", ha empezado a fumar. "Lo dejé hace 13 años, explica Kuchma. "No puedo estár tranquilo cuando el país se hunde, cuando el nuevo gobierno mete la pata regularmente. Empezaron con la salida de la CEI, se pelearon con Rusia y provocaron una subida del gas. A Moscú esto ni le va ni le viene. Pero Ucrania se puede helar en invierno".
Mitos y leyendas
En la fría primavera de 2006 se recordó mucho a Kuchma: empezaron a invitarle de nuevo a actos en la sala "Ucrania" de Kiev" y a interrogatorios de la fiscalía. En los actos sociales le dicen a Kuchama que con su nombramiento de Yuschenko como primer ministro él mismo provocó la "revolución naranja". En los interrogatorios le preguntan a Kuchma si encargó el asesinato del periodista Georgui Gongadze. La muerte del periodista fue el origen de la campaña "Ucrania sin Kuchma". Esta campaña sacó a la luz a los líderes de la Maidan y creó los primeros mitos: el asesino Kuchma, la Juana de Arco Timoshenko, el mesías Yuschenko. Para el verano de 2006 los ucranianos ya estaban desencantados de todo esto. La leyenda del envenenamiento de Yuschenko, al parecer elaborada por el oligarca Berezovski, se deshizo por el reconocimiento del propio Boris Berezovski. Mostró las pruebas del pago de 31 millones de dólares que financiaron la campaña electoral de Yuschenko. Berezovski denunció en los tribunales a los amigos más cercanos del presidente, a los cuales entregó el dinero. No justificaron las esperanzas del "fugitivo ruso", no permitieron a Berezovski abrir sus negocios en Ucrania, no le dieron visado.
Con su entrega de dinero a los "líderes naranjas", Boris Berezovski estropeó la reputación de Yuschenko. El "impeachment" y las elecciones anticipadas se hicieron una posibilidad real, según las leyes ucranianas el jefe del estado no tiene derecho a recibir ayuda del exterior.
La expulsión de Yulia Timoshenko generó otra "leyenda naranja". Se formula así: "si se ha peleado con los oligarcas rusos y ucranianos, ha provocado las crisis de la carne, el azúcar y la gasolina, ha dado cientos de ruedas de prensa y ha llevado tres decenas de lazos y tules de Luis Vuitton, podrá ser presidente. La propia Yulia se creyó su historia.
"Yulia Timoshenko sueña que es el general de Gaulle, pero a su política no la llaman gaullismo sino yulismo", dice el publicista Oles Buzina. Según su opinión el principal logro de la revolución naranja fue la trenza de Yulia: le enseñaron a trenzarla perfectamente. Pero la política del estado no aprendió a trenzarla.
Existe aún otro mito. El mito que ha construido Ucrania contra los "líderes naranjas", el lirismo de la naturaleza de Yuschenko. Cuando el país se helaba sin gasolina, Yuschenko se dedicaba a tallar platos de madera en los Cárpatos. Cuando Kiev estaba en plena crisis del gas, el presidente dibujaba paisajes en su dacha (es un marinista). Cuando el país se quedaba sin azúcar, Yuschenko presentaba un programa de desarrollo de la apicultura.
"En Yuschenko funcionó un mecanismo freudiano. Sus compañeros del partido "Reformas y orden" tomaron como emblema una abeja y perdieron las elecciones. Para la mayoría de la gente, la abeja es un insecto que pica”, dice uno de los líderes del partido de las regiones, Evguenii Kushnarev.
"Los que no se han decepcionado con los líderes naranjas son los que no se ilusionaron", dice el jefe del centro de estudios políticos "Barómetro ucraniano", Viktor Nebozhenko.
Los politólogos hacen cuentas de los errores cometidos por Yuschenko y su partido "Nuestra Ucrania". El presidente, que construyó su equipo según los principios de la época Kuchma y que no excluyó de él a nadie, ni siquiera tras las acusaciones de corrupción, olvidó que en Ucrania al hetman lo eligen las tropas. Las acusaciones de soborno contra los partidarios de Yuschenko Nilola Martynenko, Petr Poroshenko, David Zhvania y Alexandr Tretyakov fueron retiradas de la fiscalía, no de la sociedad. A juzgar por las últimas encuestas, los ucranianos están convencidos de que la corrupción con Yuschenko es mayor que con Kuchma.
El equipo de Yuschenko vive por encima de sus posibilidades. Los ucranianos dicen: "los niños naranjas viven naranja (parodia de una antigua canción infantil). La hija de Yulia Timoshenko, Evguenia, ha crecido en Inglaterra, y en palabras de su marido británico, "es rica como una princesa". El hijo mayor del presidente, Andrei Yuschenko, bebe champán de mil dólares la botella y se mueve en un coche de 133 000 euros. La finca de Viztor Yuschenko en el pueblo con el sonoro nombre de Bezdarichi cuesta 1,7 millones de dólares, y en ella se han contruido cinco edificios, entre ellos un museo de antiguedades ucranianas., Yuschenko, sin ninguna verguenza expone allí su colección, sin ocultar antiguos iconos y cerámicas prehistóricas de la cultura de Tripol. Y no los indica en su declaración de bienes.
El cabeza de lista de "Nuestra Ucrania", primer ministro en funciones Yuri Yejanurov, vive en una casa de un millón de dólares, el principal jurista de Yuschenko, Roman Zvarich, en una de 1,5 millones. Los dominios de Kuchma y Yanukovich son bastante más humildes. La casa en Donetsk del segundo de ellos cuesta 700 000 dólares, el segundo vive en una dacha del estado.
El lujo de los líderes naranjas, que se decían salidos del pueblo, sólo se puede comparar con su capacidad para sorprender. El más brillante partidario de Yusdchenko, Leonid Chernovetski, el pastor de una iglesia no tradicional llamada "la embajada de Dios", además de alcalde de Kiev. Expulsó de la alcaldía los malos expíritus, hizo pasar a todos los trabajadores por el detector de mentiras, inventarió el zoológico, expulsó a los periodistas incómodos, nombró secretario jefe de la alcaldía a Oles Dovgi, amigo del hijo del presidente, Andrei.
"Un par de funcionarios más como ese y ya podemos ponerle la cruz a Yuschenko", dicen los vendedores de souvenires en la plaza de la independencia. Intentan vender tazas con los retratos de Yuschenko y Timoshenko, pero aunque el precio se ha bajado hasta los cincuenta céntimos, el producto no se vende. "Es más rentable vender símbolos de Yanukovich, pero no queremos", dice uno de ellos. A su lado está el "Reichstag" ucraniano, el edificio de correos, ocupado por los revolucionarios. POr encima de la entusiasta pintada "Yuschenko, sí", está escrito posteriormente," Esperamos, confiamos, y de nuevo nos zurraron". Estas pintadas son un resumen del actual estado de ánimo ucraniano.
El equipo naranja se ha equivocado al dirigir Ucrania a pasos agigantados hacia la OTAN, movimiento que no es aceptado por el 70% de los ciudadanos, cuando ha intentado prohibir el estatus de lengua regional para el ruso, cuando reprivatizó las fábricas. "La dirección de Ucrania comercia con lo que no le pertenece, los ideales de la Maidan. Patentaron a nombre del hijo de Yuschenko los símbolos de la revolución naranja. Con estas marcas registradas se vende vodka. Esto no es honesto", dice quien hace año y medio votó por Yuschenko.
El chiste más extendido sobre el presidente ucraniano, al que le gusta hablar de la "limpieza de sus manos" es "estos ojos no han visto que estas manos hayan robado.
Se han hecho en Ucrania dos películas sobre la "revolución naranja": "Orange love" y "Pasaremos". La editorial "Cifra y letra" ha publicado el libro "Todos los nuestros", en que se ridiculiza a 11 líderes de la revolución naranja. El libro lo ha hecho gente del pueblo, de internet. Sus héroes se parecen poco a los reales: "los auténticos son desagradables, los nuestros son divertidos".
La risa es la típica reacción ante el miedo. A juzgar por las encuestas, la mitad de los ucranianos tiene miedo de una guerra civil. El 42% menciona la limitación de los derechos y libertades. La tercera parte ve una amenaza para la existencia del país y sus tradiciones. La última piedra en el camino de Yuschenko al que llaman "la criatura de los americanos".
Los economistas pronostican que va a haber pronto una crisis: "las cada vez más fuertes tensiones inflacionistas sobre un fondo de estancamiento de la producción son fatales para la economía. Para ello lo más peligroso es el crecimiento de los precios de la energía, la dependencia que tienen los sectores básicos de la economía ucraniana, el químico y el metalúrgico, de los mercados exteriores. Con todo, la economía aún no ha alcanzado su punto más bajo" dijo a Izvestia la experta Alla Kovtun.
La única posibilidad de remendar el déficit presupuestario es la reprivatización de empresas, iniciada por Timoshenko y apoyada por Yuschenko con la reventa de antiguas empresas estatales. La venta del combinado "Krivorozhtal", confiscado al yerno de Kuchma, Viktor Pinchuk, produjo el 20% del presupuesto estatal. Ahora el dinero ya se ha acabado, pero la costumbre permanece. Habrá tal vez que quitar el combinado a sus nuevos dueños, de Mittal Steel y venderlo más caro. Esto desengañará del equipo naranja no solo a sus partidarios ucranianos sino a los extranjeros.
El mismo camino que krivorozhtal seguirán las empresas estratégicas "Ukrtelekom", "Ukrneftegaz", "Luganskteplovoz", las fábricas "Pulsar", "Magnit", "Nikolski yunotrubni", "Dzhanjoiskii mashinostroitelnii","Ternopolskii radiozabod", "Makeevkii matellurgicheski kombinat", la compañía aérea "Natsionalnie avialinii Ukraini". Si no saben venderlas, la incapacidad de financiación del equipo naranja será evidente, y las elecciones anticipadas una posibilidad real.. "Ucrania repetirá la situación de 1994, cuando tuve que adelantar las elecciones a causa del colapso económico, - dice a Izvestia el primer presidente del país, Leonid Kravchuk. - Yuschenko va por ese camino".
La "revolución naranja" ha resultado ser sin sangre, sin precedentes, sin perspectivas y sin resultados. El diputado del grupo de Timoshenko Andrei Shkil considera que el gobierno no ha conseguido su principal objetivo, no se han quitado de encima a Kuchma: "no vivir con las reglas de un estado totalitario es trabajoso, y este trabajo provoca callos, que no se ven en las manos de los gobernantes ucranianos", - dice a Izvestia. usan reglas de juego poco justas, aún llevan a Kuchma en su interior.
El negativismo más claro de la política ucranian se ve en los libros escolares de historia. En ellos los "acontecimientos naranjas" ocupan página y media. Timoshenko y Yuschenko casi no son mencionados. En su lugar aparecen los que no averguenzan a Ucrania: los boxeadores Vitali y Vladimir Klichko y la campeona olímpica Yana Klochkova. Durante le "revolución" ambos apoyaron a Yuschenko, pero no ingresaron en su partido. Los hermanos aparecen en una foto con los puños cerrados. Como si se preguntaran uno a otro:"¿cuál es tu fuerza, hermano naranja?".
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