“El proyecto de avión Antonov-70 comenzó en 1984, y no se le ve un final”, dijo el miércoles el vice primer ministro y ministro de defensa Serguei Ivanov tras las conversaciones en Bakú con su colega ucraniano Anatoli Gritsenko, en un encuentro de ministros de defensa de la CEI. “Qué pasará más adelante, lo veremos. Sobre este tema se informará”, continuó. De esta manera Ivanov envió una señal clara a Kiev. Lo más probable es que Moscú no hable solo del cierre este proyecto, sino, sobre el cambio en toda la colaboración en industria militar con Ucrania, como respuesta al deseo deUcrania de ingresar en la OTAN.
El proyecto de avión Antonov 70 era básico en la colaboración ruso-ucraniana, y sobre su importancia se manifestaron en varias ocasiones los presidentes Kuchma y Putin. Pero con la llegada al poder de la administración de Yuschenko, que desea incorporar a Ucrania a la OTAN, el destino del An-70 y de varios otros proyectos militares ya estaba decidido. En diciembre del año pasado Serguei Ivanov dijo: “Rusia no puede no preocuparse por la intención de Kiev de ingresar en la OTAN”. Y dio a entender: esto significará el fin de la colaboración en el sector de la industria de defensa. En este caso, dijo el ministro, las industrias ucranianas de defensa, tarde o temprano, perdonen la expresión, simplemente se caerán, con todas las consecuencias que ello conlleva.
La salida del proyecto An-70 no es la primera, pero es un ejemplo significativo, del cambio de dirección de la colaboración con Ucrania, - dijo a Izvestia el profesor de la Academia de Ciencias de defensa, Vadim Kozyulin. Esto será doloroso para ambos países y provocará gastos complementarios. Pero el caso es que nosotros, conscientemente cortamos las relaciones. El complejo militar industrial es un componente de la seguridad nacional, que no debe depender de los humores en el OTAN.
Como herencia de la Unión Soviética, Ucrania se quedó casi con la tercera parte del potencial científico técnico del otrora unificado complejo militar industrial del país. Según algunas valoraciones, el 70% de la industria ucraniana. Gracias a esto Kiev se convirtió en poco tiempo en uno de los jugadores más notables en el mercado mundial de armamento. Pero ucrania no tiene ciclos cerrados de producción de armamento, y depende de la industria auxiliar de Rusia. Moscú es igual de dependiente de Kiev. El jefe de la compañía “Rosoboronexport”, Serguei Chemezov confirmó que en algunos casos la producción ucraniana es imprescidible, pero cuál es su volumen, no pudo concretarlo. Los expertos consideran que dependiendo de en qué sector, la dependencia es del 40-80%. En 2005 Kiev obtuvo de la venta de armamento cerca de 680 millones de dólares, de los cuales 200 provenían de su colaboración con Moscú.
Tradicionalmente Kiev producía el equipamiento y el armamento para los cazas rusos Su-30 MKI y Su-30 MKK que se exportaban a la India y China. Pero si en la producción del Su-27 para China a comienzos de los 90, según dice el director del Centro de Investigaciones del ejército, reconversión y desarme, Valentin Badrak, participaron 44 empresas ucranianas, en la producción del Su-30 MKK su número se redujo a 14, y en la del Su-30 MKI para la India sólo participaron 2. En los últimos años las empresas rusas cada vez más a menudo encuentran formas de producción de equipos similares por sus propios medios. Se rechazan los productos ucranianos incluso cuando la producción rusa es más cara, y su calidad dudosa, aseguran los expertos. Algunos mecanismos podrán se producidos autónomamente por Rusia dentro de 2-3 años, y los más complicados, dentro de 8-10 años.
No es normal que las cabezas guiadas para nuestros misiles o las turbinas de nuestros barcos de guerra sean producidas en otro país, - considera el jefe de la organización no gubernamental “Saturn”, Yuri Lastochkin. – Hay que insistir en la producción propia, sino también impuestos y sueldos para nuestros ciudadanos.
Los expertos lo tienen claro: el documento de ingreso de Ucrania en la OTAN será la nota necrológica para la industria de defensa ucraniana. Las industrias de defensa de los países de Europa oriental ya han pasado por eso, y han cerrado muchas de ellas. Y a Moscú no le queda otra salida. En sectores estratégicos es impresicindible que seamos independientes de la situación política ucraniana. Es evidente que el material de defensa de Rusia se debe producir sin la participación de Ucrania, considera Vadim Kozyulin. Ucrania deberá buscar sus socios para la producción de nuevo armamento en países del tercer mundo o convertirse en el taller de reparación para el armamento de los países de la OTAN. Pero lo más probable es una tercera variante: lo que quede de la industria de defensa ucraniana se convertirá en un “autoservicio” para la vieja tecnología soviética desparramada por el mundo.
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