Artículo publicado el 20 de abril de 2006 por Alexei Pankin en Russian profile.
Mirando atrás, es difícil de creer cómo se abrió el país a la influencia occidental. Gorbachov y los líderes de las repúblicas estaban dispuestos a reconocer la autoridad occidental y a dirigir haca allí sus miradas, con sus esperanzas, lamentos y problemas.
Pasé mucho tiempo en Rostov y en la región de Krasnodar, zonas muy conservadoras del sur de Rusia. Pero incluso allí los directivos de las empresas y granjas estatales soñaban con tener un dictado occidental para la política económica, y deseaban un inversor extranjero como el maná del cielo.
En otras palabras,
Sin embargo, quince años después, la gente dice a menudo que el presidente Vladimir Putin está resitiendo con éxito a la presión de occidente. incluso los rusos pro-occidentales que no están excesivamente entusiasmados con el estado de la democracia en su país y quieren hacer algo para mejorar la situación están cada vez más irritados con las críticas y recomendaciones occcidentales.
Creo que esto responde a que la influencia occidental en Rusia ha caido víctima del hecho de que occidente empezó a ver la democracia en Rusia de la manera en que los "demócratas" rusos la veían: como un tipo de reformas económicas "a
La verdadera democracia, por supuesto, no se trata de políticos concretos, sino de seguir ciertas reglas basadas en una constitución y la participación de todas las fuerzas políticas que no intenten destruir el régimen constitucional. En este sentido, el partido comunista o el LDPR (partido de Zhirinovski) son tan demócratas como Yabloko (partido de Yavlinski), o
Pero el mundo libre, dirigido por los Estados Unidos, con su inmensa autoridad e influencia en nuestro país, de dedicó durante los años posteriores a la disolución de
El país se habría podido resignar a todo esto si las políticas de los "demócratas" hubieran probado ser más efectivas. Pero sus políticas fueron inefectivas. Dirigieron al país hacia el caos económico y político, y fueron derrotados por votación popular en las elecciones. Occidente apoyó a un grupo de políticos destinados al fracaso desde el principio. Ahora tienen su parte de la responsabilidad en la desconfianza que el pueblo siente por los "demócratas".
Bajo el gobierno de Vladimir Putin, cuando occidente inunda de críticas a un presidente muy popular cuyos movimientos antidemocráticos no van tan lejos como lo que occidente permitió a Boris Yeltsin, debe olvidarse de los últimos restos de influencia en y sobre Rusia.
1 comentario:
Pues, la verdad, no podría estar más de acuerdo, Iñaki.
Envíale una copia al Gran Mañueco. A ver si aprende algo.
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