Publicado por Km.ru el 12-11-2005
Un grupo de periodistas británicos han realizado un documental en el que muestran que detrás del envenenamiento del actual presidente de Ucrania, Víctor Yushenko, están los servicios secretos rusos. En el título, “Yushenko, un asesinato incompleto”, se subraya que se trata de un intento de asesinato del líder político.
La película dura cerca de una hora. Para justificar su acusación utilizan los mejores métodos de persuasión de los teleespectadores. A favor de su versión intervienen médicos, agentes del contraespionaje, incluyendo al antiguo general del KGB Oleg Kaluguin, y políticos ucranianos, partidarios de Yushenko. Para reforzar la acusación contra Rusia utilizan también documentos de archivo y paralelos históricos.
El principal argumento de los británicos, alrededor del cual construyen su teoría es el siguiente: el uso de venenos para los asesinatos políticos es algo tradicional en Rusia. Ya desde los tiempos del asesinato de Rasputin los representantes de la élite envenenan a sus rivales, y los servicios secretos a los enemigos del estado. En el KGB soviético existía un laboratorio para investigación de venenos que sigue trabajando, ahora para el FSB. Como ejemplos contemporáneos ofrecen los de la extraña enfermedad de la periodista opositora Anna Politovskaia y la misteriosa muerte del político y publicista Yuri Schekojin.
La película fue mostrada un día antes en la televisión checa. Su secretario de prensa Martin Krafl explicó el hecho de su emisión en la conveniencia en el contexto del primer aniversario de la revolución naranja.
Es difícil entender por qué se mostró primero a los checos la versión británica del envenenamiento ruso a Yuschenko. Pero hay una explicación. El actual mundo de la información está globalizado incluso en mayor medida que el económico. Incluso si aparece en un periódico provincial de Zimbabwe una noticia sobre la violación de un conejo por el presidente de los Estados Unidos, un corto espacio de tiempo la noticia se extendería por todo el mundo. En este caso la televisión checa juega el papel de periódico de Zimbabwe Por lo visto los medios de comunicación de países más relacionados con la política ucraniana rechazaron este producto de matonismo informativo.
El documental británico sólo se puede valorar como provocación política hacia Rusia. Su tesis principal no resiste la crítica ni desde el punto de vista de los hechos ni del de la lógica más elemental. Por eso el criticarlo es un placer.
El envenenamiento de Yuschenko fue el acontecimiento principal de su campaña electoral. Se produjo en su inicio y fue explotada políticamente por su equipo hasta el mismo día de su toma de posesión. Incluso a aquellos a quienes no cae simpático este político se les siguen cayendo las lágrimas cuando recuerdan las fogosas intervenciones de aquel enfermo al borde de la muerte, pero que continuaba con su batalla a favor de la libertad y la justicia. “¡El gobierno no tiene veneno para matarnos a todos!”, decía, con fuerzas apenas para mantenerse de pie frente a la enfervorecida multitud, preludio de la Maidan, a le que comunicaba que seguiría la lucha.
Lo sucedido consolidaba los futuros revolucionarios, y subrayaba al mismo tiempo la calidad personal del líder, dispuesto a perder la vida por el futuro de Ucrania, y la podrida naturaleza del régimen, que intentaba asesinarle. Por eso recuerda fuertemente u un montaje político, ciertamente muy cruel.
Se puede decir, y no estaríamos lejos de la verdad, que si Yuschenko no hubiera sido envenenado no habría vencido y no habría tenido lugar la revolución. Por consiguiente, el envenenamiento fue la causa principal de su victoria. Enviando a los envenenadores, Rusia no solo fortaleció a la oposición ucraniana, sino que actuó de acuerdo a los intereses de ésta.
Si el envenenamiento llevaba al poder a la oposición, el asesinato daría la victoria en las elecciones presidenciales a Yulia Timoshenko o, menos probable, a algún otro colaborador cercano de Yuschenko. Hay que tener en cuenta que todo esto sucedió bastante antes de finalizar el plazo de presentación de candidatos. Si Rusia, o cualquier enemigo de Yuschenko hubiera querido acabar con él lo habría hecho cuando quedase poco tiempo para las elecciones. De otra manera los otros opositores habrían tenido mucho tiempo para registrar un candidato alternativo y llevar una campaña electoral con el retrato de la víctima del régimen como símbolo principal. Así, con la desaparición de Yuschenko, no se habría evaporado el dinero invertido por los financiadotes norteamericanos y europeos.
Quién dio la dioxina a Yuschenko es una cuestión aparte. Aunque no es tan difícil como parece hacer suposiciones. A Yuschenko le era rentable políticamente todo lo sucedido, pero solo en el caso de que siguiera vivo. Y el riesgo de muerte era realmente alto. Por tanto él mismo no pudo hacerlo. Así que el envenenador hay que buscarlo entre aquellos que podían arriesgar la vida de Yuschenko porque tenían una variante de reserva en caso de su muerte. Para quien el aumento de las posibilidades de victoria era tan importante que por él tenía sentido arriesgarse a la pérdida del candidato principal. Todo esto se parece mucho al estilo de un oligarca londinense que, como se ha hecho público recientemente, financió la campaña electoral de Yuschenko. Pero no hablamos de esto.
Lo más absurdo en la obra de los periodistas británicos es la aseveración de que los servicios secretos rusos quisieron matar a Yuschenko, pero no pudieron. Es decir, el laboratorio del FSB que lleva casi cien años preparando venenos, mejorándolos constantemente, y cuando llega el momento clave tienen un producto que no funciona bien. Por supuesto, en este tema es mejor consultar a médicos y químicos, pero para un observador parece que envenenar a una persona garantizando su muerte parece que no es lago tan complicado si le puedes incorporar el producto a su comida.
En los últimos meses, tras la crisis política de otoño en Ucrania y la disolución del grupo “naranja” parece que las relaciones ruso-ucranianas han mejorado. Y a juzgar por los hechos alguien quiere que vuelvan a la fase anterior, fría y poco productiva. La idea de que un país vecino ha querido envenenar al actual presidente sirve a esos fines. El uso de la guerra informativa es similar al de 2004. Entonces a Yuschenko le envenenaron por su lucha con el poder ucraniano, ahora por su lucha con el ruso. Bien pensado.
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