27 febrero 2006

La gran emigración rusa de los años 90

Publicado en Novaya gazeta en enero de 2006

La primera investigación seria sobre la emigración rusa actual se ha escrito en francés.

El mundo se abrió. La aburrida vida sedentaria cambió totalmente Dao Kolobka. En 1929 por las selvas de Timor Oriental actuó el circo acrobático cosaco a caballo. Con el abanderado Zaplatsnii como directo técnico. Recuerdo una carta leída en la red de un informático ruso de Africa: “todos los programistas de este país son alumnos míos”. Y en las cartas al director de gazeta.ru la víspera del 9 de mayo de 2005. Decía algo así: “Felicidades a nuestros veteranos por el 60 aniversario de la victoria. Mi abuelo Grigori era encargado de comunicaciónes en el frente de Voljov. Me contaba .... Firmado:Masha, Pensilvania”. Había unos centenares de mails, de jovenes licenciados rusos de todos los rincones del mundo.

¿Cuánta gente se ha ido de Rusia? ¿Cuántos cerebros han emigrado del país? Este tema sólo se ha investigado sistemáticamente en el extrajero. Es un signo de los tiempos.

La monografía de la politóloga francesa Ann de Tinguy “La gran migración. Rusia y los rusos tras la caída del telón de acero.” (Anne de Tinguy. «La grande migration. La Russie et les Russes depuis l'ouverture du rideau de fer» — Paris: Plon, 2004, 662 pp.) es la primera investigación importante de la emigración postsoviética de 1989 a 2004. He aquí un breve resumen del libro. De todas formas el tema no nos es ajeno.

Los primeros capítulos son impactantes. En diciembre de 1990 emigraron desde la URSS a Israel 1000 personas al día. Según pronósticos del ministerio de asuntos exteriores de la URSS, tras la apertura de las fronteras iban a salir 20 millones de personas: 7 para siempre y 13 para trabajos temporales. En la prensa europea apareció el tema de la invasión de refugiados de un país ardiendo: esperaban de 2 a 13 millones de personas. En Polonia el director de la oficina de migraciones reconoció en otoño de 1990 que “esperaba ver en la frontera “rusos descalzos caminando por la nieve”.

Por lo que recuerdo, Rusia esperaba lo mismo en 1990.

Desde entonces han abandonado la CEI 4,7 millones de personas

Nosotros fuimos por otro camino. Ya en verano de 1993 los aduaneros polacos informaron en Varsovia que la gente que pasaba la frontera para hacer compras y comerciar había encontrado una manera de evitar los radares y las colas de 30 horas en la frontera. Transportan cubos esmaltados para vodka ... en aviones abandonados en la CEI que habían sido utilizados anteriormente para fumigaciones agrícolas.

Rusia volvió al mundo con avionetas agrícolas abandonadas haciendo contarbando de planchas eléctricas y cables.

El capítulo de los pequeños comerciantes empieza en 1990, y es uno de los mejores. Los sociologos europeos realizaron investigaciones entre “los nuestros” en el mayor estadio de Varsovia, reconvertido en un mercado. En 1990 los trabajadores del mercado Luzhniki querían levantar un monumento a esta gente. Las encuestas que cita Anne de Tinguy también son un monumento perenne.

.... Mujer moscovita de 29 años, trabajadora de un canal de televisión por cable. Sueldo de 10000 rublos. Precio de un kilogramo de embutido: 2000 rublos. Ganancia de un solo viaje: 100000 rublos. Informático de 34 años. Sueldo: 20 dólares. Ganancia de un viaje: 1500 dólares.

Artel: grupo de 7 hombres. Van a una fábrica, desde Novosibirsk a Polonia. El viaje de ida dura 10 días. La ganancia es de 600 dólares por viaje. Desde 1994 es su quinto viaje. La encuesta se hizo en mayo.

La monografía tiene mucho material. La elección incorrecta del material la hace el propio lector. Cuánta fuerza, coraje, tenacidad, pusieron en este trabajo miles de trabajadores muy cualificados. No menos que en Magnitka

Sólo que en Magnitka todo era fabricado aquí.

Nuestros vecinos: Polonia, Turquía, China, respondieron a la llegada de la gente de la CEI con un aumento de la producción. Eso es lo que se compraba. Los nuestros fueron cargados de bolsas.

En 1994 ciudadanos de la CEI cruzaron la frontera 9,5 millones de veces. El 80% de ellos para realizar compras que luego revenderían en casa.

Los soviéticos revelaron en los años 90 tener un magnífico espíritu de supervivencia. Pero por métodos chapuceros. Y, al parecer, una total falta de conocimiento para organizar el trabajo conjunto de producción sin la participación de una mano fuerte.

Como podemos recordar, entonces no se hablaba de una política nacional para el pequeño negocio. En lo tocante al potencial humano, resonó, literalmente, sobre el país un potente y bondadoso “COGED TODO LO QUE PODÁIS”, dirigido al extranjero cercano y lejano.

En el libro se habla mucho de la emigración en el Extremo Oriente, de los rusos de Kazajstán y de Asia Central. “Moscú no envía ni trabajadores, ni profesores, ni becas ni libros”. Esa era la situación de todos los rusos de la CEI en los años 90. En 2001 por primera vez se enviaron a Kazajstán 30000 manuales escolares de ruso, y 60000 a uzbekistán. En Tashkent se ha ha abierto un centro de relaciones culturales con Asia Central. En las universidades rusas hay ahora cerca de 10000 estudiantes de Kazajstán. De Tayikistán no más de 220.

En 1990 la República Federal de Alemania gastó para cada “compatriota en el extranjero” 970 marcos. Rusia en el mismo periodo 0,25 kopeks (añado: había tres organizaciones que pretendían fundar un análogo del British Council o el Goethe Institute en en extranjero. En realidad el centro de apoyo a la lengua rusa era muy humilde. Prácticamente desapareció tras la presentación. Y a juzgar por su presentación no hay mucho que lamentar).

Incluso Turquía y China tienen fuertes programas de becas en el “oriente postsoviético”.

La “rusicidad” sigue viva en la región, pero más que nada por el encanto de la cultura y por la memoria.

Más datos: la emigración desde países de la antigua URSS entre 1989 y 2003 a terceros países fue de3,0 millones de personas a Alemania, Israel y los Estados Unidos. Entre ellos 1286000 ciudadanos rusos.

Israel: la cantidad de ingenieros y científicos por cada 10000 habitantes superó a la de los Estados Unidos después de esta ola de inmigración (145 frente a 85). Las matemáticas, la física, la geología y la electrónica recibieron un gran impulso. Se desarrolló una revolución tecnológica. Apareció en el país toda una red de escuelas musicales gracias a esta llegada.

El 91% de los inmigrantes en Israel enseñan ruso a sus hijos. El 57% lo estudian en la escuela, donde parte de los estudios se desarrollan en ruso.

Estados Unidos. En 1991 el periódico Policy Review escribía: “abrir la puerta de los Estados Unidos a los emigrantes rusos no significa tomar una carga: los rusos enriquecen a América”. 650000 personas de países de la antigua URSS emigraron a los Estados Unidos. Entre ellos 16000 atletas, 4000 artistas. En 2003 recibió el Noberl el físico Alexei Abrikosov. La medalla Fields (análogo del Nobel en matemáticas) la recibió Vladimir Voevodski, de 36 años. En la cátedra de física teórica de la universidad de Minessota el ruso se convirtió desde 1994 en lengua de trabajo. Al igual que en Israel, los emigrantes de la URSS crearon en los Estados Unidos toda una red de escuelas de música, danza y deportes.

Entre los estudiantes e investigadores llegados a los Estados Unidos con visado de tres años cerca del 6% son rusos (es decir entre 10-12000 personas al año). Los matemáticos y físicos rusos son el 4% de los extranjeros que trabajan en ese campo en los Estados Unidos.

¿Una catastrófica fuga de cerebros o un intercambio académico normal? Seguramente no hay una respuesta unívoca.

Parece que los rusos se adaptan bastante rápido. El 27% de los inmigrantes de Rusia terminaron la educación de máster (sobre un 9% del total de la población de los USA), el 3,8% de los rusos tienen un doctorado. Los ingresos medios de una familia de inmigrantes son de 35000 dólares al año. Los de una familia de inmigrantes rusos son de 59000 dólares. Sólo el 5% de ellos no hablan bien en inglés. Sólo el 10.15% quieren volver a Rusia para siempre.

Esto diferencia a los rusos de los inmigrantes indios o chinos en los Estados Unidos. En estas comunidades son muchos los que quieren volver a su patria.

Pero probablemente todo depende de la patria. El pico de la emigración desde los países de la CEI a los Estados Unidos se dió en 1993-1994, con 120000 personas en dos años. Creo que entre ellos el porcentaje de pertenecientes a la élite académica (víctimas de la “terapia de choque”) era especialmente alto.

Hoy día no tienen a dónde volver. Y el precio de la educación superior en Rusia seguramente hará aumentar el flujo de emigrantes. Sobre todo entre los hijos de la élite académica que se quedó en Rusia, ya que no tienen capacidad económica para pagar la educación en Rusia, pero tienen la posibilidad de prepararse para los exámenes para cualquier tipo de beca.

En las estadísticas no son un gran porcentaje, Pero ¿a cuánto ascendió la emigración den la época de la guerra civil? Dos millones, desde Riga hasta Jarbin.

El clima ha cambiado fundamentalmente en todo este territorio.

Veamos por países. Grecia: han emigrado allí cerca de 500 mil griegos étnicos de la antigua URSS. Polonia y Finlandia también han recibido una gran diáspora de polacos y finlandeses étnicos. A Alemania han emigrado en todos estos años 2,1 millones de alemanes de la antigua URSS. Casi toda la comunidad alemana de San Petersburgo, de los países bálticos, del Volga.

El 40% de los alemanes emigrados eran niños o adolescentes.

Pero es curioso que la política de emigración étnica ha tenido menos éxitos que la emigración “selectiva” de los Estados Unidos. En Finlandia el 80% de los emigrados no tienen trabajo, lo que aumentó considerablemente el nivel de paro en este pequeño país.

Algo similar sucede entre los alemanes. Anne de Tinguy se refiere al libro de los demógrafos Barbara Dietz y Heike Roll “Los jóvenes emigrantes. Retrato de una generación” (Barbara Dietz, Heike Roll. Jugendliche Aussiedler: Portraet eines Zuwanderer Generation Frankfurt, New York, Campus Verlag, 1998, 212 S.). Solo el 7,5% de los “retornados” a la RFA se sienten auténticamente alemanes. Una tercera parte se sienten extraños. La comunidad de emigrados de Rusia se reune en sus propios barrios, de manera similar a la comunidad turca en Alemania.

Parte de los inmigrantes trabaja en la esfera de la cooperación económica entre los dos países. La demanda de lengua rusa, televisión, internet es alta. El 75% de los “nuevos alemanes” lee periódicos rusos. (también los “americanos” experimentan, según los sociólogos, un claro sentimiento hacia la lengua y la cultura).

El capítulo “¿Renovará Francia sus tradiciones?” empieza con una excursión por la historia En Francia en los años 20 había 400 mil rusos. Contra lo que se cree comunmente sólo el 3% eran inmigrantes. El número de belgas, polacos, italianos en Francia era bastante mayor. (los legendarios “taxistas del ejército de Wrangel”, según los archivos no eran más de 2000. Un pequeño puñado en una gran ciudad.

Pero este 3%, escribe Anne de Tinguy, consiguieron hacer de los años 20 la época del “París ruso”. De alguna forma, se hicieron muy evidentes...

En los 90 la emigración de rusos a Francia fue más moderada. En este periodo, el 35% de los nuevos reclutas de la Legión Extranjera eran eslavos (400 personas). Desde comienzo de los 90 aparecieron niños rusos en las escuelas privadas francesas (y aumentaron de manera considerable el precio de la educación). Pero en general el flujo de gente no fue significativo.

Ann de Tinguy cita al demógrafo Jean Claude Shesne: “nuestro país fue indiferente a esta inmigración, que trajo gente de alta calificación, jóvenes titulados, iniciativa, bajo nivel de exigencias, buen conocimiento de lenguas extranjeras”. En lugar de apoyar esta “oportunidad de desarrollo para la gente, para la economía y para el país receptor”, Francia “ cedió el monopolio de la recepción de esta emigración a dos o tres países: Israel, Estados Unidos y Alemania”.

La autora de “La gran migración” añade: “esta gente con su libresco pero fuerte amor por Francia podría haber repetido el milagro de los años 20”.

Toda la información convence al lector ruso de algo: no somos la vergüenza de la humanidad. Esto es el mejor resultado del experimento de los años 90.

La conclusión del lector es extraña incluso para él mismo. La solidez del país y la propensión al sedentarismo resultaron ser mayores que lo que creíamos. (la “emigración retenida” fue de 1,3 millones de personas (en la Federación de Rusia)... No muchos. Según datos del sociólogo Lev Gudkov, en este periodo han tomado parte en intercambios científicos 100000 personas. Esto es muy poco. Incluso demasiado poco).

Incluso la solidez de “nuestra gente” resultó ser mayor de los que parecía en 1990. Para la adaptación en solitario a la actividad en un medio económico diferente,en condiciones de gran dificultad, los “nuestros” a menudo son más fuertes que en casa. La otra cara de la fuga de cerebros: la nueva experiencia tiene una fuerza enorme.

Con todo, los rusos que salen al mundo no se asimilan del todo. No quieren. A juzgar por los datos de las investigaciones, Rusia hoy en día no es forma sino contenido. No hay un apolítica migratoria. Pero existe una “rusicidad” indefinida y muy fuerte. Construye y mantiene relaciones, conserva su poder... Aquello que es menos rentable: la cultura y la lengua, ha resultado ser lo más fuerte que tienen hoy en día Rusia.

Con fronteras abiertas la emigración hace crecer las redes de relaciones entre los países de acogida y Rusia. Anne de Tinguy supone que la emigración a Alemania y la comunidad rusa de los tres estados bálticos (1,2 millones de personas) serán un puente entre Rusia y la Unión Europea. Compara la actual difusión de los rusos con la de los chinos por el mundo. El crecimiento económico de China le debe mucho a sus capitales y experiencia profesional.

Lord Churchill dividía a la gente entre aquellos que buscar en cualquier camino nuevos problemas y aquellos que en cualquier problema buscan nuevos caminos. Anne de Tinguy nos invita a ir por el segundo camino. El problema de la emigración rusa se ve como una fuente poderosa de posibilidades para la “metrópoli”.

Es, en cualquier caso, la mirada de una persona fuerte. Aunque parezca extraño, la historia de la emigración dentre 1998 y 2004 nos habla más de nuestra fuerza que de nuestra debilidad.

Elena Dyakova. 19.01.2006

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy interesante. Gracias. Ya decía yo que los rusos nos hacemos respetar :)