21 noviembre 2005

Un año de revolución a los ojos de nuestra prensa

Estas cosas son las que cuenta el señor RMM. Sin meter ninguna de sus habituales gilipolleces de gran calibre, está dentro de su línea de no enterarse de lo que no quiere.


Mañana se cumple el primer aniversario del comienzo de la llamada 'Revolución Naranja', por la que decenas de miles de partidarios del actual presidente ucranio, Víctor Yúshenko, invadieron las calles de Kiev, portando banderas naranjas y ataviados con prendas del mismo color, para protestar por la falsificación de los resultados de unos comicios presidenciales que dieron la victoria a Víctor Yanukóvich, el delfín del entonces jefe del Estado, Leonid Kuchma.

En realidad el proceso empezó muchos meses antes. ¿O no estaba preparado desde meses antes que en unas elecciones muy reñidas se iba a decir que había habido fraude, se iba a montar un espectáculo televisivo para occidente, se había entrenado a grupos de personas para dirigir a los “espontáneos, etc etc? ¿Tiene eso algo que ver con la democracia? Lo triste es que nunca sabremos quién ganó las elecciones. Colin Powell ya sabía a la media hora que había que repetirlas.

¿Y eran decenas de miles o millones? Lo digo en serio, sin ironía. No sé cuánta gente había, salvo lo que decía el entusiasmado comentarista occidental de turno, cientos de miles, millones...

Un año después, casi el 60% de los ucranios creen que se han traicionado los ideales de aquella revuelta pacífica que hizo al país famoso en todo el mundo. Las encuestas hablan por sí solas, un 39% considera que Yúshenko, cabecilla de aquella 'marea naranja', no ha cumplido sus promesas, mientras que un 20% piensa incluso que está haciendo justo lo contrario de lo que proclamó.

Qué manía de seguir a El Pais con lo de ucranio. Siempre se había dicho ucraniano, que por cierto es lo que recomienda la Real Academia.

Y un corresponsal debería ir alguna vez un poco más lejos, ¿había algo posible, o era una mezcla de demagogia con desesperación?

El máximo mandatario ucranio afirmó hace un año, antes de ser elegido presidente, que lucharía sin cuartel contra la corrupción, elevaría el nivel de vida de la ciudadanía y acercaría el país a la Unión Europea. Esta última promesa es la única en la que se ha progresado algo. En lo que se refiere a la economía, las cifras son elocuentes: el crecimiento ha pasado de un 12,3% el año pasado, a un 2,8% en lo que va del presente. Además, el ingreso de Ucrania en la Organización Mundial de Comercio (OMC) se ha retrasado, mientras el precio de los carburantes sube a un ritmo superior al del petróleo en el mercado internacional.

Bueno, si alguien te vende petróleo por debajo de su precio en el mercado mundial y le mandas a la mierda, te pasan esas cosas. No hace falta ser un gran economista para saberlo. Y no es que el que ya no vende petróleo barato sea malomalísimo, es que no es tonto. Tal vez ahora G. W. Bush lo haga, e incluso le puedan robar el gas.

Y de la corrupción, ¿era tan difícil para un corresponsal enterarse de quiénes eran Yuschenko, Timoshenko, Poroshenko, etc etc?

Y lo de más cerca de la Unión Europea, sin comentarios. Todo el mundo sabe y sabía que eso es imposible, simplemente se usó como reclamo electoral, incluso sabiendo que era mentira (a eso se le llama demagogia, creo). De donde sí están más cerca es de los USA, pero claro, decir que quieren convertir a Ucrania en el enésimo caballo de Troya norteamericano en la UE, pero que los líderes europeos (salvo Solana y Borrell) no son tan idiotas, pues como que se sale del guión y suena demasiado brusco. Pero alguna vez debería algún periodista contar de qué va esto.

Por si fuera poco, el intercambio de acusaciones de corrupción dentro del propio equipo de Yúshenko desembocó, el pasado septiembre, en la destitución de Julia Timoshenko, el principal símbolo de la 'Revolución Naranja', del cargo que ocupaba de primera ministra. Su defenestración fue percibida como un golpe de timón de Yúshenko, quien tuvo que pactar incluso con Yanukóvich, su antiguo enemigo, para poder formar un nuevo Ejecutivo.

¿Y qué saben los lectores de este periodista sobre la corrupción? ¿Podrían mencionar uno solo de los muchos y muy sonoros casos que se han dado durante este año? No, porque simplemente su corresponsal favorito no ha creído interesante contarlos, ya que los naranjitos eran muy buenos, demócratas y occidentales.


Petición de paciencia

Como consecuencia de todo ello, el índice de popularidad del presidente ha descendido hasta el 14,3%, mientras que, ante la perspectiva de las legislativas de marzo, su formación, Nuestra Ucrania, está por detrás en intención de voto del Partido de las Regiones, que lidera Yanukóvich. Yúshenko, sin embargo, ha pedido paciencia y ha recordado que el principal valor obtenido tras la 'Revolución Naranja' ha sido la libertad.

¿Sí, libertad? Pues al fiscal general se lo cargó porque, inocente, quería investigar si el viaje privado de la familia de su esposa en un avión especialmente fletado para llevar a los Chumachenko desde los Estados Unidos a Kiev a la toma de posesión se pagó con dinero público, del conocido demócrata Boris Berezovski o de quién. Pero claro, minucias que para qué vamos a contar a nadie. Mejor hablar de los prorrusos malos, los prooccidentales buenos y demás cosas bonitas.


El primer mandatario ucranio quiere convertir el 22 de noviembre en fiesta nacional, en el 'día de la libertad', pero su opositores se manifestaron ayer para tratar de impedirlo. Varios de centenares de militantes izquierdistas ocuparon el centro de Kiev llevando consigo banderas rusas e imágenes del dictador soviético, Josif Stalin. Mañana, serán los partidarios de Yúshenko quienes vuelvan a teñir de naranja la plaza de la Independencia.

Leches, fiesta nacional el día que llegué al poder, mi canción electoral al festival de eurovisión, que lo decoro con mi emblema electoral. ¿A qué huele?

Y la oposición a Yuschenko son estos, nostálgicos stalinistas y fascistas rusos. Este tío no se entera de que la mitad de la población de Ucrania votó contra Yuschenko. Se le olvidan asuntos de corrupción de millones de dólares y nos informa de una manifestación de cien personas a los que quiere identificar con la oposición.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Joder colega cada dia da mas asco, que paren que yo me bajo, ¿donde se puede renunciar a esta gloriosa prensa libre?

César dijo...

En fin, alucino en colores, Iñaki! ¿Un indocumentado como éste es el responsable de mostrar la realidad postsoviética a los lectores españoles del Grupo Voccento?

Si esto no es parte -adicional- de una enorme conspiración de los medios occidentales, sólo acierto a diagnosticar el cuadro con dos calificativos: oligofrenia e irresponsabilidad empresarial.

Desinformar debería estar nítidamente tipificado como delito en el Código Penal.