La doctrina militar soviética renace de nuevo

Sobre el mismo tema, otro brillante análisis de Víctor Litovkin para Ria Novosti, publicado el 1-12-2005

Gracias, chicos, hacía años que no me reía tanto. Para esto hay que tener maña: cómo sacar de repente un conejo de la chistera: no hay nada y de repente, abracadabra, tenemos algo. Increíble de qué son capaces los periodistas de “The Times”, “The Guardian”, “The Daily Telegraph”, “The Financial Times” o “The International Herald Tribune”. Han tenido una buena ocurrencia. Escribir de una cosa y elegir hacer otra. Ponerlo todo, como se suele decir, patas arriba.

¿Qué es lo que han hecho nuestros colegas extranjeros?

Prácticamente a coro, en un mismo día, han publicado materiales de investigación bajo un mismo título: “El Pacto de Varsovia preparaba un ataque nuclear contra la OTAN”; u otra variante: “Rusia estaba dispuesta a sacrificar Polonia. Los archivos desvelan los secretos de la guerra fría”. Los materiales citados se refieren a los planes de estado mayor que en 1979 desarrolló en mapas topográficos el mando unificado de las fuerzas armadas del Pacto de Varsovia, hechos públicos estos días por el nuevo ministro de defensa polaco Radoslav Sikorski, quien hizo esto, por cierto, por recomendación del secretario general de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer. El ministro explica su postura en que “estos documentos deben ser hechos públicos, para que la opinión pública sepa qué tipo de Alianza militar mantenía Polonia con la URSS”.

Yo creía que todos estos secretos se habían hecho públicos a principios de los años 90 del pasado siglo, cuando eran algo actual. No oculto que yo mismo participé en dicho trabajo. Pero no, resulta que los polacos aún tienen pólvora: 1700 páginas. Mucho material para muchas historias divertidas.

Según este escenario secreto, dicen los periódicos citados, los aviones de la OTAN, desde aeropuertos de Gran Bretaña y Dinamarca, realizarían ataques nucleares sobre objetivos polacos a lo largo del Vístula, en Varsovia, Praga y otras ciudades de Europa Oriental. Con un único objetivo: cortar el paso a los refuerzo soviéticos hacia occidente (subrayo, soviéticos, y no rusos, que subrayo de nuevo, no es lo mismo). Después (perdonen que subraye por tercera vez), y no antes ni al mismo tiempo, “los comunistas se proponían bombardear el cuartel general de la OTAN en Bruselas y otros objetivos entre los que el más al norte se encontraría en Dinamarca”. La lista de ciudades a bombardear, según estos periódicos, incluiría Hamburgo, Frankfurt, Stuttgart y Amberes.

¿Y dónde está el sensacional secreto?

¿En que el Pacto de Varsovia suponía que la OTAN podía realizar un ataque nuclear en territorio polaco y de otros países? No es ningún secreto. Entonces, en los años de la guerra fría era una variante evidente para los generales soviéticos. Todo el mundo sabe que la OTAN temía a los tanques del Pacto de Varsovia, y que incluso había planeado parar con ayuda de minas nucleares situadas en los canales del Elba, el Rin y el Weser la marea “roja” de tanques que llegaría desde Alemania del Este hasta La Mancha y el golfo de Vizcaya.

Esto fue hecho público por la OTAN no hace mucho, en febrero del año pasado. Además dieron detalles: temían que estas minas no funcionaran debido al frío y por eso las colocaron en casetas para pájaros, donde se mantendría una temperatura aceptable.

Esto es una sensación. Esto es de risa.

Tan divertido como que en la Alianza Atlántica siguen temiendo la invasión de tanques, no soviética sino rusa. Aún mantienen en 9 almacenes de 6 países (Bélgica, Alemania, Italia, Holanda, Turquía y Gran Bretaña) 150 bombas estadounidenses de caída libre B61. Además de los estadounidenses, estas bombas las pueden arrojar los aviones F-16C/D de las fuerzas aéreas de Bélgica y Holanda, y los Tornado italianos y alemanes. Esto no me lo he inventado yo, lo escribe el respetado en todo el mundo Instituto Internacional de Investigaciones de la Paz de Estocolmo (SIPRI).

Y el director del departamento de política nuclear de la dirección de política y planificación de defensa de la Alianza Atlántica, señor Guy Roberts en una entrevista realizada hace poco tiempo para Ria-Novosti no lo negó. Cierto que tampoco lo confirmó. Pero no ocultó que la Alianza tiene armas nucleares que “sirven al desarrollo del objetivo político básico: el mantenimiento de la paz y para impedir la coacción por parte del enemigo”. Y quién es el enemigo para la OTAN lo sabe todo el mundo. Por supuesto, el terrorismo internacional. Ahora la OTAN, en caso necesario, lo puede “acallar con bombas atómicas”.

¿Sabe el nuevo ministro de defensa de Polonia en qué tipo de unión político-militar está metido ahora su país? ¿En qué se diferencia básicamente de la unión en la que ingresó su país en 1955?

Pero volvamos al “sensacional descubrimiento” de nuestros colegas occidentales en los materiales del Pacto de Varsovia. Quiero llamar la atención de los lectores sobre el hecho de que ni siquiera ahora, veinte años después de que desapareciera esa organización, nadie, ni en Polonia, ni en Gran Bretaña, ni en los Estados Unidos, ha podido encontrar ni el más mínimo indicio de que los generales del Pacto de Varsovia (y allí había no sólo rusos sino también polacos, húngaros, checos, alemanes...) planearan ser los primeros en realizar un ataque nuclear. No había tales planes. Y si los hubiera habido, el escándalo sería tal que la actual “revelación sensacional” de “The Times”, “The Guardian”, “The Daily Telegraph”, “The Financial Times” o “The International Herald Tribune” sej quedaría pequeña. Pero no han encontrado ningún documento que acredite algo así.

Ciertamente hoy día en los fundamentos de la doctrina de defensa rusa se habla del ataque nuclear preventivo. Y esta mención está rodeada de muchas cláusulas restrictivas. Y nuestros colegas occidentales no explotan este tema por una sencilla razón: el ataque nuclear preventivo desde hace tiempo es la base de la doctrina militar estadounidense. Nadie está libre de pecado.

Los rusos, que eran tan malos a los ojos de los occidentales, retiraron todas sus armas nucleares a su territorio, no amenazan a nadie con su utilización. Ni tienen intenciónde hacerlo. Y a diferencia de los estadounidenses no se preparan a desplegarlas en otros países, como Polonia. No desclasifican documentos y no los publican para una tapadera propagandística de una acción poco popular en nuestro tiempo como es el uso de otro país para la instalación de armas de destrucción masiva, palabrería presentada como una revelación sensacional. Y no ponen nada patas arriba.

No, no quiero decir que los generales soviéticos, subrayo de nuevo que no rusos sino soviéticos (no confundamos estos conceptos) eran buenecitos. Pero no estaban dispuestos a realizar ataques nucleares contra Polonia y sacrificar Polonia u otro país de Europa Oriental para exportar a Occidente las ideas comunistas o el “socialismo con rostro humano”, como ahora hace alguien con los Tomahawk o los Abrahams para exportar la democracia a Oriente Medio o a otros países. Entendían que eso era imposible. Intentaban por la fuerza de las armas defender su país de la agresión, y tuvieron éxito. Y el hecho de que el socialismo, como algo artificial e irrealizable no germinase ni en Polonia, ni en Hungría, ni en Checoslovaquia, ni en la propia URSS, de la cual se desgajaron 15 estados, no es culpa de los generales, o los coroneles, o de todo el ejército y la flota. No se puede hacer esto. Aunque se tengan armas nucleares en el arsenal.

Lamentarse por esto es inútil. Aunque, como decía el difunto general Lebed “quien no lamenta lo sucedido con la URSS no tiene corazón, quien intenta restaurarla no tiene cabeza”. La gente que no puede resignarse a esto me da un poco de pena.

Pero más pena me dan aquellos que, a pesar de los enormes cambios sucedidos en Rusia en los últimos quince años, no quieren darse cuenta, los que enfermos de rusofobia intentan describir a mi país como enemigo del mundo civilizado. Como si siempre hubiera sido un enemigo del mundo civilizado, y hubiera actuado al unísono con Hitler, y hubiera planeado la tercera guerra mundial, y ataques nucleares contra Europa Occidental... ¿Qué más, muchachos, ha planeado mi país? No hay que olvidar, chicos, que lo que sucedió en el pasado, y los que sucede ahora, es un “mérito” de ambos lados. De vuestros gobiernos y vuestros generales también, igual que de los nuestros. Pero incluso más de los vuestros. Porque entonces, como ahora, intentaron e intentan rechazar la mano tendida para la colaboración. Aunque se hable mucho de colaboración. Y por lo bajo se preparen estaciones de radar en la frontera rusa, armas atómicas, aviones capaces de bombardeos atómicos. Los articulistas no son gente demasiado honrada, pero publican cosas entretenidas...

Por cierto, al señor Sikorski le preocupa mucho que las revelaciones de los documentos del Pacto de Varsovia puedan provocar problemas entre Rusia y Polonia. No lo sé, no los he visto. Viejos papeles, no el gasoducto que irá frente a una serie de países que quieren que Rusia dependa de ellos. No he visto ni oído ninguna reacción del Kremlin o del ministerio de defensa sobre la publicación de “The Times”, “The Guardian”, “The Daily Telegraph”, “The Financial Times” y “The International Herald Tribune”. Ni del ministerio de asuntos exteriores, o el servicio de prensa del ejército. ¿Y de qué iban a hablar?, ¿de pequeñas provocaciones periodísticas?, ¿merece la pena moverse por eso? Estos periodistas se lo han pasado bien, pero no hay nada que tratar con ellos, no son gente seria. Como no lo son, por cierto, algunos ministros de defensa.

Casi me olvido. Hace poco en los ordenadores del pentágono ensayaron una guerra nuclear con Rusia. La prensa escribió bastante sobre ello. No voy a preguntar quién venció, es algo evidente. Pero tengo una pregunta, ¿saben mis colegas de la prensa anglosajona qué pasó con Polonia en el intercambio de disparos? De todas formas está situada al lado de Rusia, el ataque nuclear tuvo que influirle de una u otra manera. ¿lo sabe el señor Sikorski? Ahora Washington, y Bruselas, a diferencia de Moscú, son los principales aliados de Varsovia. ¿O aún no ha llegado el momento de desclasificar esta información?