“Izvestia” analiza todas las posibles variantes, desde las más probables hasta las más exóticas.
El recuento de votos de las elecciones legislativas ucranianas prácticamente ha concluido. En el parlamento habrá cinco partidos y movimientos políticos: el partido de las Regiones de Victor Yanukokvich, el bloque de Yulia Timoshenko, “Nuestra Ucrania” (unión de los partidarios del presidente Yuschenko), los socialistas y los comunistas. ¿Cuáles de ellos van a formar la coalición gubernamental que dirigirá el país hasta las próximas elecciones? Esa es la pregunta fundamental. Izvestia analiza las posibles variantes.
Primera posibilidad: Yuschenko pacta con Yanukovich
A día de hoy esta parece la posibilidad más probable. Aunque a primera vista parece contra natura, ya que el “revolucionario” Yuschenko no debe unirse al “retrógrado y falsificador” Yanukovich. Además la “heroína de la Maidán” Yulia Timoshenko ha invitado a “volver a la coalición democrática”. Pero las cosas están lejos de ser tan sencillas como puede parecer.
Según las fuentes con las que hemos hablado en la capital ucraniana, Yulia Timoshenko, con su febril actividad tras las elecciones, ha asustado al círculo de Yuschenko. Yulia ha intentado escindir el equipo del presidente atrayendo a su lado al jefe del consejo político de “Nuestra Ucrania” Roman Bessmertnyi. La reacción fue firme: quien intervino con más fuerza contra el nombramiento como primer ministra de Yulia Timoshenko fue su sucesor Yuri Yejanurov. Y el propio Yuschenko está dispuesto a firmar la paz con Yanukovich como mal menor. Menor si se compara con la “insaciable y pérfida Yulia”.
La “coalición de los dos Víctor” puede ser así: se confirmaría como primer ministro a Yejanurov o a algún otro hombre fuerte de “Nuestra Ucrania”. Los puestos ministeriales se los repartirían a partes iguales los partidarios de Yuschenko y Yanukovich a partes iguales. Se podriá invitar a la coalición al partido socialista de Alexandr Moroz. Podrían hacerlo o no, poruqe la mayoría parlamentaria estaría garantizada sin ellos.
¿Qué aportaría esta alianza a sus participantes?
Yuschenko se convertiría en el clásico “presidente-centrista” ucraniano, perdería definitivamente el electorado naranja. Tendría que soportar durante largo tiempo acusaciones de “cinismo y falta de principios”. Los pequeños partidos nacionalistas que están ahora integrados en “Nuestra Ucrania” abandonarían la coalición, lo cual, por cierto, se notaría poco. En las próximas elecciones Yuschenko no podría contar con los “patriotas” de las regiones orientales que la vez anterior votaron en masa por él.
Yanukovich perdería su actual status de opositor. Con todos sus más y sus menos.. Los más están en que los oligarcas de Ucrania Oriental que ahora apoyan al Partido de las Regiones se van a sentir más cómodos. Los menos aparecerán también en las próximas elecciones. Yanukovich no podrá criticar los fracasos del gobierno, porque también tendrá que responder por ellos. Y para nadie es un secreto que a la economía ucraniana le esperan años muy difíciles, porque nunca más volverá a haber gas ruso barato. Con esto, ninguno de los partidarios de Yanukovich desea el puesto de primer ministro: ni Rinat Ajmetov, ni Nikolai Azarov ni Andrei Klyuev.
La “cuestión nacional” en Ucrania perderá fuerza con el tiempo. Se oprimirá menos a la lengua rusa, dejarán de cerrarse escuelas rusas en Crimea. Pero en general cambiará muy poco. Uno de los principales lemas preelectorales de Yanukovich, el de dar al ruso es status de segundo idioma oficial, desaparecerá poco a poco. Hasta lasiguiente campaña electoral.
Segunda opción: resucita la “coalición naranja”
El primer día tras las elecciones la mayoría de los analistas se inclinaban por esta opción. Timoshenko parecía dispuesta a ser una primera ministra “técnica”, dejando los ministerios clave en manos de los partidarios de yuschenko. Pero muchos líderes de “Nuestra Ucrania” no creen que Yulia mantenga sus promesas. No quieren una nueva crisis gubernamental dentro de medio año, que sería un golpe mortal para la reputación de los “revolucionarios”.
Uno de los partidarios más activos de la “coalición naranja” es el líder del partido socialista Alexandr Moroz. Precisamente en su página web apareció ayer un “memorandum sobre la formación de una coalición de fuerzas democráticas”. Cierto que se aclara que se trata sólo de un proyecto, y de momento sólo lo ha firmado el propio Moroz. En “Nuestra Ucrania” han recibido el documento con poco entusiasmo. No es sorprendente porque en uno de los puntos del documento se dice: “El participante de la coalición que reciba el mayor número de votos presentará su candidato a primer ministro”. En otras palabras, Yulia Timoshenko volvería a ser primera ministra. Y ya no como criatura del presidente sino como jugador independiente, como triunfadora en las elecciones.
Con ese desarrollo de los acontecimientos, la verdadera dueña de Ucrania sería Yulia Timoshenko, junto a los clanes económicos que la apoyan. La separación entre regiones del país se agrandaría. Las regiones del sur y del este no estarían representadas en el gobierno pues nadie defendería sus intereses.
Las relaciones con Rusia empeorarían aún más. Sobre todo si Timoshenko cumple su promesa preelectoral de anular el acuerdo sobre el gas.
Yanukovich pasaría a ser opositor. De hecho el único opositor real al nuevo gobierno. Y a largo plazo Yanukovich sólo ganaría. Puesto que nadie prevé una mejora en la economía ucraniana, el estar en la oposición es rentable políticamente. El partido de las regiones tendría la posibilidad de obtener en las próximas elecciones no un 325 sino un 50%.
Con Timoshenko como primera ministra, el curso económico del gobierno sería más populista y menos consecuente que con Yejanurov, cuya capacidad profesional no discuten ni sus oponentes.
Tercera y cuarta posibilidades: exóticas
Matemáticamente hay otras dos posibilidades. Pero son poco probables.
La tercera posibilidad sería una unión entre Timoshenko y Yanukovich. Se sabe que al menos se han comunicado por teléfono. De qué hablaron, es un secreto. Tienen los votos suficientes para echar del poder a “Nuestra Ucrania”. Pero, ¿Qué harían después? ¿Como podría existir un gobierno con tales diferencias ideológicas?¿Cómo explicarían a sus electores un giro tan inesperado? Surgen muchísimas preguntas de tal coalición .
La cuarta posibilidad sería una alianza entre los “regionales”, los comunistas y los socialistas. Esta coalición es posible aritméticamente. Si unimos los diputados de estos tres grupos obtendríamos la mayoría absoluta en el parlamento. Al principio esto no se veía claro, pero fue apareciendo a medida que avanzaba el recuento y el partido de las regiones reforzaba su posición y sus perseguidores “naranjas” bajaban. Se cree poco en esta opción, porque el líder de los socialistas, Alexandr Moroz, ha jurado que no se uniría a Yanukovich jamás. Aunque ciertamente, en política, estas promesas se rompen a menudo.
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