Cuando el presidente Vladimir Putin llegó a Dresde para el sexto Diálogo de San Petersburgo, una iniciativa voluntaria pra promover unas mejores relaciones entre Rusia y Alemania, no pudo alejarse del nombre de Anna Politovskaia.La prensa alemana insinuaba que el presidente ruso podía estar envuelto en el asunto, caracterizando a Politkovskaia simpemente como una "crítica del régimen". La lógica es simple. Si un periodista asesinado es un crítico del régimen, el régimen es el primero en la lista de sospechosos.
Hace 10 ó 15 años habría sido una cuestión de honor para cualquier periodista ruso, incluidos aquellos que vivían en el extranjero, apoyar esta versión. Pero los tiempos cambian, y los periodistas también. Ahora los rusos están cansados del tipo de criticas a su gobierno que aparecen en los medios de comunicación estadounidenses y de Europa Occidental, incluso en mayor cantidad que cuando Rusia formaba parte de un estado totalitario.
"¿Por qué cuatro de los seis periódicos alemanes que he comprado hoy acusan a Putin del asesinato de Politkovskaia?", pregunta indignado Maxim Shevchenko, un periodista del canal Uno. "¿Y por qué los medios siguen refiriendose a ella simplemente como una crítica de Putin?" Era una activista de derechos humanos, y atacaba a cualquiera que violara los derechos humanos, fuera Putin o cualquier otro".
Durante una discusión sobre la libertad de los medios en el Dialogo de San Petersburgo, la mayoría de los periodistas rusos mantuvieron las mismas opiniones de Shevchenko. Como descubrí curante mis conversaciones con varios colegas tras el asesinato, no eran los únicos.
Cuando apareció la noticia del asesinato de Politkovskaia, llamé a un amigo, un periodista que había cubierto los acontecimientos de Chechenia durante 16 años, desde que Djojar Dudaev llegó al poder.
¿Crees que la ha matado gente de Kadyrov?, le pregunté.
"No, Ramzan Kadyrov sabía que él sería el principal sospechoso, podría haber sido hecho para desacreditar a Kadyrov. En uno de sus artículos, Politkovskaia escribió que tenía miedo de que le dispararan al abandonar el despacho de Kadyrov".
Mi amigo no es un admirador de la politíca rusa en Chechenia desde 1994, pero pertenece al creciente grupo de gente que ve a Ramzan Kadyrov como un factor de estabilidad para Chechenia. Por supuesto, es duro y desagradable ver a este joven maleducado, rudo y a veces cruel como el salvador de una nación. Los propios periodistas y políticos occidentales han dicho que Chechenia debe ser dirigida por chechenos, y Ramzan Kadyrov es un checheno medio, que pertenece a la generación que no ha tenido la posibilidad de tener una educación normal y suele obtenerlo todo por la fuerza.
Puede que los oyentes alemanes no supieran a quién se refería, pero los rusos se dieron cuenta inmediatamente que se refiería a los multimillonarios exiliados Boris Berezovski y Leonid Nevzlin. Putin también mencionó el reciente juicio por el asesinato en 2004 del periodista ruso-americano Paul Jlebnikov, diciendo que los asesinos estaban descontentos con el libro de Jlebnikov "Diálogo con un bárbaro", que en opinión de Putin, presentaba al "bárbaro" checheno Khozh-Akhmed Nukhayev de una manera negativa.
Bien, si Putin está seguro de que el asesinato fue organizado por el grupo criminal de Nukhayev, ¿por qué no hubo condena en el juicio? ¿Son ciertos los rumores de que los miembros del jurado y los testigos fueron presionados para dar falso testimonio o guardar silencio? Si es así, que hizo que Putin no defendiera a los testigos? Según muestra el caso Yukos, cuando el presidente quiere algo, lo consigue. Sería agradable que su deseo de justicia en los casos de Politkovskaia y Jlebnikov fuese tan fuerte como su determinación para que Yukos pague sus impuestos.
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