Publicado por Polit.ru el 13-1-2006. Una visión de la trastienda del acuerdo del gas entre Rusia y Ucrania.
Publicamos un artículo de Leonid Komarovski en el periódico elecrtrónico WashProFile, que presenta una visión poco habitual de la "guerra del gas". Leonid Komarovski, antiguo periodista soviético y dramaturgo. En 1995 emigró a los Estados Unidos. Estuvo varias veces en Turkmenistán en calidad de hombre de negocios. Fue arrestado en Asjabad en 2002 y estuvo casi dos años en prisión acusado de colaborar en un intento de asesinato del presidente Turkmenbashi.
El desarrollo de los acontecimientos en el triángulo gasístico Rusia-Ucrania-Turkmenistán ha sido uno de los principales temas de interés a ambos lados del océano. Entre los países participantes este asunto ha sido motivo para enseñar músculos (Rusia), lanzar maldiciones al vecino oriental (Ucrania), o enormes faroles (Turkmenistán).
Si nos acercamos a cualquier mercadillo en países del antuguo bloque soviético veremos una imagen característica: un individuo que manipula tres vasos y un par de zo'encos curiosos que intenta adivinar bajo cuál de los vasos está la bolita. Esta imagen recuerda a la situación con el gas turkmeno. Los papeles se distribuyen de la siguiente manera: S.A. Niyazev, Alias Turkmenbashi, el trilero; el gancho V.V. Putin, presidente de Rusia; el tonto, V.A. Yuschenko, presidente de Ucrania.
Bajo los vasos de Niyazov se oculta el gas natural turkmeno. En 2004 Turkmenistán obtuvo, según estadísticas aduaneras, 58599 millones de metros cúbicos de gas natural, de los cuales 42000 se destinaron a la exportación. El consumo interno fue de 16500. Todavía no hay datos de 2005, pero las cuentas de los 11 primeros meses muestran que no hay un cambio sustancial y parece que los datos serán similares a los del año anterior. A juzgar por la falta de noticias sobre nuevos yacimientos de gas, difícilmente Turkmenistán podrá este próximo año aumentar la cantidad de manera sustancial. Más cuando los cuentos de Turkmenbashi sobre reservas de gas natural en el país privatizado para él parecen ser un bluf. Una prueba indirecta de ello es que los estudios realizados hace un año por dos compañías occidentales que debían confirmar estas reservas de gas son hasta el momento un secreto. Así que tomemos la cifre de 60000 millones de metros cúbicos. Apartemos lo que utiliza el pueblo turkmeno y nos quedan 43000-44000 millones de metros cúbicos, es decir, un poco más de lo que se vendió en 2005. Apartemos también 10000 millones de metros cúbicos, que es la cantidad que hay que entregar a Irán como pago por la construcción en este país de un gasoducto y nos quedarán 34000 millones de metros cúbicos de gas natural. Esta es la cantidad real de gas que puede vender Turkmenistán a Ucrania. De esta venta 40000 millones pertenecen a Ucrania y 30000 a Rusia. En total a los hermanos eslavos se les ha vendido para 2006 70000 millones de metros cúbicos. Preveo una pregunta: ¿de dónde saldrán lso otros 36000 millones que Nuyazov ha vendido a Rusia y Ucrania? Pues saldrán de debajo de uno de los otros tres vasos (recordemos que Niyazov tiene tres). ¿Qué dice usted? Bajo los otros dos vasos no suele haber nada. Pero esto lo sabe usted, el tonto, es decir V.A. Yuschenko, no lo sabe. O hace como que no lo sabe.. El cree a Turkmenbashi (o hace como que le cree), a pesar de que el trilero Turkmenbashi no es la primera vez que les engaña a él y al gancho (V.V. Putin).
Surge otra pregunta: ¿qué compra Rusia? Rusia para 2006 ha contratado a Turkmenbashi 30000 millones de emtros cúbicos a 65 dólares los 1000 metros cúbicos, a pagar con dinero. Si tenemos en cuenta que en el contrato anterior de abaril de 2003 el precio era de 44 dólares de los cuales la mitad de pagaba en dinero y la otra mitad con productos de la industria rusa, queda claro que Rusia ha hecho grandes concesiones. Y de todas maneras no sale perjudicada: en cualquier caso esto es más barato que invertir sumas enormes en nuevas prospecciones cerca del círculo polar., incluso el caro gas turkmeno deja beneficios. Putin ha dejado clara la esencia del negocio en Rusia. Así que en este asunto todo está claro y no hay motivos de preocupación por la autoestima de los oligarcas.
Incluso con cuentas tan simples ya está claro que Putin ha comprado casi todo el gas turkmeno. Además para el periodo de mayor demanda, el invierno. Así que el electorado ruso puede perder el miedo a congelarse para complacer el dudoso sentimiento de hermandad hacia los ucranianos de Putin. Y ahora me queda claro lo que quiso decir Putin cuando recordó que "El bolívar no puede llevar a dos" (frase del libro El becerro de oro, de Ilf y Petrov, en el que el coche se llamaba "Bolívar").
Con ese hermoso nombre extranjero denominaba al antuguo gasoducto soviético "Asia Central-Centro". Este antiguo sistema de transporte, que ha sobrevivido al país que lo construyó no tiene capacidad para llevar a dos jinetes de la antigua Unión Indestructible. Así que el Bolívar solo podrá llevar a uno, que será su dueño. Es decir, Gazprom, que desde el 1 de enero es el dueño de este antiguo gasoducto soviético.
Entonces, ¿qué ha comprado Yuschenko? Miremos bajo el último vaso. Incluso si no hay nada debajo, el precio de lo que oculta sigue siendo un misterio. Yuschenko dijo a finales de año que el precio del gas turkmeno para todo 2006 será de 50 dólares. Y un día antes Turkmenbashi habló de 60 dólares para el gas vendido a Ucrania, y dijo que aumentará este precio hasta los 65 del gas vendido a Rusia. ¿Quién de ellos confunde los deseos con la realidad? Posiblemente ambos. Yuschenko quiere tranquilizar a su pueblo, porque 50 dólares es el precio al que Ucrania compró en 2005. Turkmenbashi quiere demostrar una vez más a su golpeado pueblo que él dirige el mundo y que gestiona bien las riquezas de su país.
Pero como siempre hay matices. Con este precio de 50 dólares por mil metros cúbicos se oculta a la opinión pública ucraniana que se trata de un precio en la frontera turkmena. Y hasta la frontera ucraniana hay que recorrer miles de kilómetros y esto no es gratis. Así que mientras el gas va de una antigua república hermana a otra antigua república no menos hermana el precio, como mínimo, se dobla, y lo más problble es que se acerque a los 105-110 dólares. Es decir, supera los 80 dólares, precio que ya resulta peligroso para la industria ucraniana. También ha salido del campo de atención otro dato significativo: el precio del tránsito del gas turkmeno por Rusia. Si Ucrania multiplica por 2-2,5 el precio del tránsito del gas ruso por su territorio, ¿por qué Rusia no va a hecer lo mismo? ¿cuánto va a costar entonces el gas turkmeno en la frontera ruso-ucraniana? Probablemente cerca de los 230 dólares que tanto disgustan a los dirigentes de Kiev.
Aquí el principal matiz consiste en que de facto Turkmenbashi nombró a su colega ucraniano su abogado particular. Claro está que Niyazov sabe mejor que nadie que el gas no llega para todos, hay lo justo para hacer las cuentas con Rusia e Irán. Pero a los ojos de la parte inocente de la humanidad progresista, y el occidente contemporáneo se puede incluir en ella, el presidente naranja Victor Yuschenko es el portador de la antorcha del inicio democrático en el oscuro y totalitario espacio postsoviético. Y el trilero Turkmenbashi le necesita precisamente como tal. Yuschenko ha repetido por todas partes que la nueva Ucrania alentará la democracia en todo el espacio postsoviético. Es así como se posiciona y presenta oficialmente en todas partes. El el crédulo occidente lo cree con estusiasmo y arrobamiento. Y las voces que llaman la atención sobre la evidente mentira de estos discursos y los muchos escándalos alrededor de su familia y círculo más cercano son ahogadas por los brindis. Sin embargo ahora no estamos hablando de Yuschenko, sino de Niyazov. Para Turkmenbashi el presidente naranja es un hallazgo, un regalo del cielo. Yuschenko es el único político europeo que le visita. Y el único que le va a recibir en su país en 2006. va a ser una orgía democrática: en el beso de hermanos se reunen el número 1 de los demócratas postsoviéticos y el más despreciable dictador asiático. Así que Yuschenko compra dos por el precio de uno: el gas y la dictadura.
La primera parte del paquete tiene un evidente carácter virtual. La segunda, sin embargo, es muy concreta, tangible y repugnante.
Y finalmente el matiz relacionado con Putin. El Papá Noel ha regalado al pueblo ucraniano un invierno templado en forma de gas ruso a precio antiguo. Y justo antes de esto ha dado la orden de comprar todo el gas turkmeno a cualquier precio que se le ocurra a Niyazov. En el trío trilero Putin es sin duda el gancho. Sabe bien que Niyazov va de farol y que no puede vender nada a nadie por encima de lo que ha comprado Rusia. Y Rusia va a recibir todo lo comprado porque el gas turkmeno tiene que pasar por el gasoducto de Gazprom.
Sabe perfectamente bajo qué vaso tiene el gas Niyazov. Y cuando Rusia comunique oficialmente que Ucrania roba gas, será fácil de demostrarlo: el gasoducto soviético solo puede llevar lo que puede llevar, es decir el gas comprado por Rusia en Turkmenistán, y ni un metro cúbico más. ¿y por qué los directivos de Gazprom no quieren dar en el morro a sus colegas ucranianos cuando Ucrania dice a final de año que sólo esá retireando del sistema el gas turkmeno? Porque aún no ha llegado el momento de mostrar todas las cartas. No hay que ofender al trilero, que es muy susceptible. Que siga con sus jueguecillos. Dice que incluso a Modavia le va a vender gas, y a todos los que se lo pidan en Europa. ¡Viva Yuschenko! Gracias al presidente naranja el dictador turkmeno ha podido mostrarse en la gran política europea. E incluso mundial.
Claro está que Putin puede mirar a estas trampas de trilero con una sonrisa irónica. Sabe lo que el gancho tiene en la mano, esas son las reglas de este juego. Y si le interesa entregará al trilero. Tiene es rencoroso. Nunca perdonará a Yuschenko su derrota de finales de 2004 cuando todo el mundo se rió de su intentos vanos de dictar sus normas a los ucranianos.
¿Quién ha ganado con esto? Antes que nada el dictador de alias Turkmenbashi. Ha recibido lo que quería: una tribuna en Europa. Ha recibido un precio inesperado por el gas y podrá enriquecerse, robando y humillando a su pueblo con su actividad misantrópica al lado de occidente. ¿Quién ha perdido? Todos nosotros, los que nos habíamos creído las mentiras salidas de Kiev, nos hemos sorprendido con las piruetas del Kremlin y hemos soportado la misantropía de Ashjabad.
En definitiva, nada nuevo...
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