Los resultados de la inesperada conversación amistosa de Putin y Victor Yuschenko en Astaná se han reflejado aún más inesperadamente en la situación política interna de Ucrania. Ayer el presidente ucraniano suspendió el acuerdo de colaboración que había firmado con el Partido de las regiones de Victor Yanukovich.
Hasta ahora se consideraba que Yuschenko estaba obligado a colaborar con Yanukovich, a quien hasta los últimos tiempos se considetaba en Ucrania el protegido de Moscú. Se dice que los representantes del Partido de las regiones han participado muy activamente en la resolución del problema del gas y que contaban con que se les otorgaran puestos en el gobierno ucraniano. Sin embargo la retitrada de la firma de Yuschenko del acuerdo puede significar que el presidente ucraniano ya no necesita intermediarios para su diálogo con la dirección rusa ni para la resolución de problemas internos. A juzgar por la firmeza de sus actos, el líder ucraniano ha llegado al convencimiento tras su diálogo con Putin de que a Moscú ya no le interesan sus protegidos en la oposición ucraniana.
Parece que Yanukovich no estaba preparado para esto. Ayer, al volver de una gira preelectoral declaró que al romper el acuerdo Yuschenko “había confirmado que solo es el presidente de la mitad de Ucrania".
Sobre el paso de las relaciones entre Putin y Yuschenko a un nuevo plano se puede juzgar indirectamente por la reunión de urgencia mantenida ayer entre Yulia Timoshenko y los embajadores de los países del G7. Parece que en los próximos meses Yulia ocupará el nicho político más prooccidental. Hasta el momento no se conocen los resultados de esta reunión. Sin embargo fuentes de la oficina del partido de Timoshenko aseguraron a NG que los embajadores de los países occidentales estaban desalentados por el optimismo de Yuschenko en torno a los acuerdos del gas y por las nuevas tendencias de la política exterior ucraniana.
Casualmente unas pocas horas antes de este encuentro, el miembro del partido de Timoshenko, el diputado Grigori Omelchenko dijo por primera vez oficialmente desde la tribuna parlamentaria que el acuerdo del gas con Rusia había estado acompañado de la orden de busca internacional de Semyon Moguilevich. De esta manera el partidario de Timoshenko hizo alusión a los oscuros esquemas financieros en los que participaban miembros del equipo gobernante en Ucrania. Omelchenko recordó que Moguilevich es acusado por el FBI de blanqueo de dinero por una suma superior a los 150 millones de dólares, y añadió que éste controla la compañía Rosukrenergo, cuyos intereses defiende el gobierno ucraniano. Parece que este tema fue tratado en la reunión de Timoshenko con los representantes del G7.
La primera reacción del gobierno ucraniano a estas acusaciones fue un pronunciamiento de Yuschenko que aludió a que tiene en su poder materiales comprometedores para contestar. El presidente recordó los tiempos en que era primer ministro y Yulia Timoshenko trabajaba como viceprimer ministra: “recuerdo como la gente que quiere dar consejos sobre el acuerdo del gas robaba este mismo gas por valor de miles de millones de dólares”. Añadió que está dispuesto a responder personalmente por cada punto del acuerdo del gas firmado por el gobierno de Yuri Yejanurov.
Ayer quedó clara la posición de Yuschenko sobre la resolución de la actual crisis política. El presidente decidió ignorar la resolución del parlamento de hacer dimitr al gobierno y exigió a los diputados que revocaran voluntariamente su decisión. “El consejo de ministros cumple su obligación sin ningún añadido de “en funciones””, dijo el presidente.
Se creía que tras su vuelta el presidente reuniría el Consejo de Seguridad y Defensa Nacional, en el que se analizaría la situación política del país. Pero después del encuentro de Yuschenko con Putin ha cambiado la actitud del presidente ucraniano hacia el problema. Ayer dijo que no ve "ningún drama, y mucho menos tragedia” en la situación. Y caracterizó la actividad parlamentaria de los bloques de Timoshenko, Litvin, el partido de las regiones y el partido socialdemócrata en el parlamento como una traición a los intereses nacionales de Ucrania.
Es curioso que todas las fuerzas políticas han sido en algún momento candidatos a ser el intermediario de los intereses de Moscú en Ucrania. Sin embargo Yuschenko descarta totalmente el papel de Moscú como provocador de la crisis, asegurando que en su trasfondo se oculta tan solo una batalla preelectoral en el interior de Ucrania.
Ahora se espera que el parlamento cambie su decisión de cesar al gobierno. Pero los enemigos de Yuscheno no están dispuestos a rendirse. Ayer el parlamento recahzó demostrativamente la confirmación de los jueces del tribunal supremo, y el presidente no puede rechazar esta decisión. No se excluye que Yuschenko tome las ya anteriormete anunciadas “medidas extraordinarias”. Sin embargo ayer no aclaró de qué medidas se trata, de la confirmación directa presidencial de los jueces del supremo, de la disolución del parlamento o de una administración presidencial directa hasta las elecciones.
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