No es claro que la oposición hubiera obtenido mejores resultados con una carrera electoral más libre. Las masas y las élites políticas de Bielorrusia están satisfechos con lo que tienen: estabilidad política y económica, unas pensiones y sueldos (según los estándares bielorrusos) adecuados que se pagan con puntualidad, que no son simplemente promesas; bajos niveles de criminalidad, corrupción muy por debajo de sus vecinos, y, atención, por favor, independencia y soberanía.
Este punto es crucial. Marca la diferencia entre "demócratas" del tipo Yuschenko-Saakashvili-Voronin y dirigentes del tipo Lukashenko-Nazarbaev-Karimov-Aliev-Kocharyan. Tiene que ver con la "teleología" en el espacio post-soviético, con los caminos de los diferentes paises y de sus élites han escogido. Algunos van por la vía de la "democracia" de las revoluciones tipo "naranja" y "rosa" que les lleva a ocultarse precipitadamente bajo el ala de occidente, con una casi total pérdida de soberanía; Georgia es un caso descriptivo, sus dirigentes aceptan salarios de Soros mientras balbucean incesantemente sobre su "soberanía" e "independencia". Otros mantienen que la soberanía es na parte vital de los intereses nacionales y llevan a cabo una política y diplomacia que les ayuda a obtener los beneficios de los lazos con Rusia mientras mantienen su independencia para tratar con el resto del mundo. Como dicen los rusos,un buen ternero mama de dos vacas.Y no son siempre buenos o cariñosos: Lukashenko, por ejemplo, ha sido siempre un detestable estafador en sus tratos con Rusia, en una especie de guerra con Putin sobre los términos de ese espectro llamado Unión estatal de Rusia y Bielorrusia.
La elección entre una democracia al estilo occidental y soberanía es dura, pero probablemente inevitable. Amenazados con revoluciones de colores o revoluciones islámicas, en ambos casos se ven amenazados por la pérdida de estabilidad y el colapso económico y el derramamiento de sangre. En esa situación, los estados postsoviéticos han optado por formas más o menos autoritarias de gobierno basadas en el consenso entre los principales clanes tribales, regionales, financiero industriales, etc. Esa es la única clase de democracia que la historia ha concedido a estos países, y el presente estado de la evolución política. Una tiranía como la de Niyazov en Turkmenistán es intolerable; Rusia, digan lo que digan los observadores, es el país más avanzado en materia de democracia de los antiguos estados soviéticos (países bálticos aparte). El resto están en diferentes estados de evolución. En este sentido, la elección de Bielorrusia por occidente como la última tiranía que debe ser derrocada parecería sorprendente si no fuera porque el motivo es evidente: completaría el "cordón sanitario" que separaría a Rusia de Europa Central. Ucrania ya se considera parte de ese cordón.
Esto demuestra lo "democráticas" que son las élites políticas, metiendo al país en
Sean cuales sean las trampas usadas en estas elecciones, y sean cuales sean sus resultados, Ucrania seguirá siendo una sociedad dividida, sus élites seguirán dirigiendo el país hacia una cierta pérdida de soberanía, ruina económica y malestar político. Hasta ahora los habitantes del sur y el este (regiones que nunca fueron parte de Ucrania hasta que los comunistas "crearon"
El problema de esta actitud es obvio: no habrá nadie aparte de Rusia para volver a unir las piezas y reparar los daños. Despues de todo, son nuestro mismo pueblo. La mayoría de ellos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario